Capítulo 11

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Bajé la mirada cuando se sonrió al verme, y una de las mujeres de la mesa contigua se dio vuelta sin mucho disimulo para buscar al destinatario de aquella sonrisa entre la gente. Greg le susurraba algo al oído a Amy, que se reía por lo bajo. Y yo tardé unos minutos en volver mi vista hacia él. Cuando lo hice, James ya no me miraba, sino que movía sus dedos sobre la mesa, llevando el ritmo, y contra la luz de recortaba las densas columnas de humo que aspiraba de su vaper. 

Cuando los primeros versos de"What kind of woman is this?"  sonaron alrededor, James volvió a girarse y con su mirada me buscó en la oscuridad.

..."Hey, you should be locked up, pretty girl

In my bedroom with me

So we can do the same thing that Adam

Did under that old apple tree"...

Me sonreí ante su mirada y ante la melodía, y apoyé mi barbilla en la mano. Me convencía, mientras lo miraba intermitentemente, que sólo me sentía atraída por él físicamente. Su cuello fuerte, sus labios llenos, su cuerpo esbelto e imponente, sus brazos dorados por el sol cubiertos de tatuajes desordenados, sus piernas que se adivinaban fuertes bajo el pantalón, su cabello revuelto... ¿Y qué con eso? Sí. Me atraía increíblemente, como a la gran mayoría de las mujeres allí presentes. Pero el problema era que su físico no era lo único que me atraía de él. Su sentido del humor ácido, su sensibilidad para el arte, su manera de indagar acerca de las cosas, su insolencia... Y algo más que no sabía definirlo, pero que me hacía abrirme a él, aún sin quererlo y sin proponérmelo.

Cuando terminó el show y la música volvió a transformarse en un suave fondo, Amy apoyó su mano en mi antebrazo, llamando mi atención.

-Mia, ¿quieres acompañarme al baño?

Nos levantamos y la caminé junto a ella.

-No me digas que no lo viste a James taladrándote con los ojos desde el otro lado -me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, apenas cerró la puerta detrás de nosotras.

-Amy, ¿te das cuenta que lo único que haces es ponerme nerviosa?

-¿Por qué lo dices? -se sorprendió.

-Estás tratando de emparejarme con James desde el día de la exposición. Debes terminar con eso -abrí el agua en el lavabo mientras la miraba por el espejo.

-Sólo me agrada verte con alguien...

-No te hagas ilusiones. No es nada serio. Con suerte no pasará de alguna noche juntos y no creo que vaya a verlo más.

-Claro que vas a verlo nuevamente.

-¿Quién lo dice?

-Yo. Tan sencillo como que es nuestro amigo y tú eres nuestra amiga y seguirás viéndolo en nuestra casa. Además, tengo entendido que vas a trabajar para él.

-Sólo pintaré un mural en su local. Ni siquiera le he preparado el prespuesto. Quizás ni siquiera pueda pagarlo -sacudí la cabeza, negando.

-Créeme que va a pagarlo. Sea como sea, vas a verlo nuevamente -se apoyó sobre el mármol, mirándome de frente mientras yo revolvía mis manos en el agua- Mía... deja de huir. Es algo bueno. Él es bueno.

-No estoy huyendo de nada -me miré en el espejo, cerrando el grifo.

-Sí que lo estás. Es hora de que lo enfrentes: en algún momento tendrás que volver a confiar, volver a conocer a alguien. Volver a enamorarte...

Dos corazones en guardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora