El viento esta helado. Me acaricia los cabellos con delicadeza, por supuesto que ya sabía cómo sería el clima esta noche. Es inevitable ¿Quieres saber si va a llover hoy? ¿El martes? ¿O que tal dentro de un mes? Lo único que debes hacer es preguntarme. Después de todo eso es lo que soy y siempre he sido aunque no siempre lo seré. Llegará el día en que me encontrare con él, el rondador invisible de mis sueños, mi vigilante, mi caballero de guerra. Sé que cuando lo vea, todo cambiara.
Pero hoy no será ese día, y me apena pensar que tampoco lo será mañana. Pero no importa. Lo he esperado durante casi 150 años, puedo esperar un par de semanas más.
-¿Estás segura de que es aquí?
Clare, la pequeña mujer de risos rojos y cara alargada vestida con pantalones negros con tirantes y una camisa negra como cualquier hombre trabajador de la ciudad, se ve terrible, pero al menos le permite moverse fácilmente. Se unió a mi hace no más de un cuarto de siglo después de que la salvé de ser asesinada por dos de los destructores más peligrosos de los que había escuchado hasta entonces.
-Sí, estoy segura Clare- vuelvo mis ojos al edificio en construcción -¿alguna vez me he equivocado?- murmuro. Después de veinticinco años juntas esperaría que hubiera comprendido con quien anda, pero no es así. Suspiro de aburrimiento –Y antes de que lo preguntes, como te lo he repetido, solo lo sé ¿de acuerdo?
Clare cierra la boca y asiente sin decir nada más.
El momento esta a punto de llegar. Si fuera una chica normal diría que no estoy vestida apropiadamente para la ocasión, con un vestido sofisticado de noche totalmente negro, con escote drapeado y mangas de encaje, se adapta perfectamente a mi figura. Cualquier mujer tendría dificultades para maniobrar vestida de esta manera, pero no yo, todo gracias a que puedo predecir a la perfección todos los movimientos que realizará cualquiera de mis atacantes incluso antes de que los piensen, no importa que ropa use. Siempre estoy un paso adelante que cualquiera, por esa razón soy tan letal.
Alzo la vista al cielo y contemplo un par de ojos que se encuentran con los míos desde lo alto del edificio en construcción.
–Prepárate Clare.
El hombre salta desde el octavo piso, el viento hace revolotear su gabardina mientras cae. Su cuerpo toca el suelo sin inmutarse ni quejarse de ningún dolor, con una sonrisa en su rostro comienza a ponerse lentamente de pie.
-Aquí estas princesa.
Alzo el rostro con orgullo y sonrío, como una dama que tiene el detalle de mirar a un perro rabioso en la calle.
-Diego, te has tardado en encontrarme ¿verdad?
Mi voz suena tan altanera como pretendía. Estoy perfectamente entonada para demostrar al hombre que no tiene ningún valor para mí. Diego ríe, alza las manos a sus lados como si me estuviera dando la bienvenida. Sé que en realidad es una señal, un momento después cuatro hombres más caen a sus lados. Son cinco en total, pero ya los esperaba a todos al igual que Clare.
-Entiéndelo princesa- Diego baja las manos y se irgue totalmente –esta ciudad nos pertenece.
Río con gracia y niego, pobre iluso.
-¿Quieres que vayamos a tomar el té?- pregunto de forma sarcástica -¿o ya podemos pasar a la parte en que todos ustedes mueren?- mi sonrisa confiada no desaparece.
-Mátenla.
Respiro hondo mientras me preparo. Diego no pelearía hasta el final, cuando ellos cuatro estuvieran muertos. Eso esta bien para mí. Clare se ocuparía de los dos de la derecha aunque tendría problemas a la mitad de la pelea, moriría a menos que hiciera algunos ajustes en mis decisiones... no hay problema, tendría que distraer al tercero en el momento justo para que Clare lo terminara mientras yo solo tendría que esforzarme un poquito más y acabar con el cuarto antes de que me alcanzara por la espalda.
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Aviel. Rebeca Saint - Un futuro incierto
Science Fiction¿Conoces la verdadera aburrición? ¿No? Ella te la presenta. Después de todo así es su vida. Una mujer profeta que ha desarrollado su don hasta un nivel en que las sorpresas no existen. Básicamente todo lo sabe ¿Qué puede haber de emocionante en su v...