Capítulo IV

231 47 25
                                    

Damon partió dispuesto a compartir el día junto a Missy. De camino a la nueva casa de Suzy, dio con una florería que debía haber abierto sus puertas hacía muy poco o cuya existencia él no lograba recordar.

Pensó que sería un buen momento para tener un detalle con Graham. Estacionó cerca y bajó, sonriendo con sólo figurarse el momento en que recibiría la renovada ofrenda de su amor.

-Buenos días- dijo con una inclinación de cabeza, saludando al hombre mayor que parecía ser el dueño y a la bella jovencita que, a juzgar por el parecido, bien podría ser su nieta.

-Buenos días- respondió el hombre dejando a un lado su pipa- ¿En qué puedo ayudarlo?

-Quisiera...- dijo mirando alrededor sin tener una noción exacta de lo que realmente buscaba- quisiera algo especial. Un ramo que sea...soberbio- concluyó con su habitual grandilocuencia.

-¿Puedo preguntar para quién es? Me ayudará a encontrar lo que busca.

-Para mi pareja...- respondió dubitativo.

-¿Y cómo se llama?

La pregunta lo tomó por sorpresa. No sólo porque parecía carente de propósito sino porque lo obligaba a confrontar con una realidad que no estaba seguro de querer revelar. Decidió sacar partido de la ambigüedad contenida en el segundo nombre de su compañero.

-Leslie- respondió.

-¡Qué oportuno!- exclamó- Leslie...significa jardín, de hecho. ¿Lo sabía?

Damon negó con la cabeza.

-Así es, jardín. Pocos lo saben. Y eso será lo que intentemos representar...un jardín secreto- dijo abriendo sus ojos con un histrionismo muy afín al del propio Damon- ¿qué le parece?

-Me agrada la idea de un jardín lleno de secretos- se entusiasmó el cliente.

A fin de cuentas, era un buen símbolo de lo que Graham representaba para él en esa nueva etapa...un verdadero jardín de delicias...en el que mucho parecía estar oculto.

-Comencemos con la flor de acebo...- propuso el florista- el acebo es otro significado asociado al nombre Leslie...

Damon sonrió complacido por la belleza de esa flor desconocida para él así como por el singular método con que el florista encontraba inspiración.

-Y sigamos con...gardenias, el símbolo del amor secreto.

Damon enarcó las cejas, casi turbado por el comentario. El hombre acercó a él las flores para que pudiese observarlas más de cerca y percibir el narcótico aroma que desprendían. Las contempló atentamente y no pudo evitar pensar que la elección había sido otro acierto. Los pétalos blancos y suaves evocaban a la perfección la piel de Graham.

-Y dígame...¿qué desea decirle a Leslie con este obsequio?

-Que siempre tendrá mi amor...- respondió Damon, cada vez más complacido con el pintoresco anciano y un interrogatorio que se le antojaba entre impertinente y divertido.

-Agregaremos azahares, entonces. Representan el amor eterno- dijo añadiendo varios ejemplares al ramo.

-¿Qué le parecen unas rosas rojas? Simbolizan la pasión...- volvió a preguntar el florista.

-Entonces serán muy apropiadas...- respondió con un guiño.

-Perfecto...- susurró contemplando las casi infinitas opciones disponibles- ¿Puedo preguntar cómo es Leslie?

Damon sonrió.

-Es una persona muy dulce...

-Eso significa que debemos agregar algunas rosas rosadas- dijo añadiéndolas- ¿Qué más?- se preguntó a sí mismo antes de continuar- Imagino que belleza no le faltará...

-En absoluto- respondió Damon.

-Aquí están- dijo el florista tomando un manojo de camelias blancas- encarnan la belleza perfecta- agregó volviendo a hacer gala de su saber acerca de la simbología de las flores.

Terminó de ornamentar el ramo y lo envolvió primorosamente hasta cerrarlo con un grueso listón azul.

-¿A qué hora desea que sea entregado?

-Esta misma tarde, por favor.

-Añadirá una tarjeta, ¿verdad?

-¡Oh, sí claro! Casi lo olvido...es que, soy tan malo escribiendo. Y tengo una caligrafía espantosa.

-¿Me permite hacerlo por usted?

-Sí...sí- dijo Damon- por qué no...

"Un hombre con tan buen gusto no podrá errar", pensó para sus adentros.

-En el amor lo más simple es casi siempre lo mejor- apuntó el florista- por eso, ¿qué le parece si escribo esto solamente?

Su bella escritura se desplegó sobre la tarjeta hasta dar forma a una frase.

"El que más te ama", leyó Damon.

-¿Qué le parece?

-No podría ser más acertado- respondió sonriente.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora