Capítulo 43

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Christian me ha traído a la mejor heladería de Seattle, no esperaba menos de él.

Mientras me tomo el helado, se me pasan cosas por la mente. Mi cabeza no para de decirme que haga lo que estoy pensando, que me tire a sus brazos, y le explique lo que realmente quiero.

- ¿Qué estás pensando?, pagaría por saberlo. - No creo que sea bueno decírselo

- Nada, que estas buenísimo...digo el helado. - Joder. ¿Qué estoy diciendo?

Creo que me estoy volviendo loca. Christian no para de mirarme y estoy empezando a sentirme incómoda porque mi mente me grita que lo haga constantemente. Yo no puedo hacerlo y me estoy empezando a rayar bastante.

- Si, me encanta el de vainilla, me recuerda tanto a tí. - Sonríe

- ¿De verdad?, a mí también me recuerda a tí. - Meto uno de mis dedos en el helado, y después le acaricio la barba. Hace unos días que no se afeita

- Me alegro que haya algo que te recuerde a mí, y te haga reír. - Ahora es él quien me mancha la mejilla de helado

- Pues claro. - Ya me está viniendo la rayada, como siga aquí con él, voy a acabar en la cama o donde sea con él

Joder. No me ayuda quitándose la chaqueta, ni mucho menos limpiandome la mejilla con un beso. Esto es provocar. Sabe que me tiene, ese es el problema.

- ¿Sabes?, te has manchado aquí. - Ahora soy yo la que le beso y consigo provocarle.

- ¿Está bueno?. - ¿Qué?. Si, lógicamente si, si es que se refiere a él. - Digo el helado. - Me aclara

- Si, buenísimo. - Dejo el helado en la mesa, y coloco una de mis manos en su pecho. ¡Oh si!, ¡si que está bueno!

Aparto mi mano inmediatamente y cojo el helado. En esto me tengo que centrar, no en el pecho de Christian.

- Me alegro que te guste, a mi me encanta, pero me gusta más la compañía

- Si, eres un buen amigo, y los amigos toman helado juntos. - Me estoy rayando hasta un punto en el que no puedo más

Le miro fijamente. ¿Cómo resistirme?, es de gilipollas que te mande señales semejante Adonis e ignorarlas. Lo malo es que en teoría es mi ex, así que debo cambiar de tema como sea.

- Si, los amigos hacen muchas cosas. - Es muy fácil para él provocarme.

- ¿Dónde está Teddy?, quiero verle. - Me levanto de pronto. Me tiemblan las piernas. Necesito salir de aquí o acabaré con él.

- Está con Taylor, anda siéntate y relajate. - Christian se levanta y me acerca a él.

- Quiero verle ahora Christian, por favor. - Le sonrío mientras me alejo de él

- Ana, ¿qué te pasa?, estas muy extraña, y no muerdo, en serio. - Intenta cogerme del brazo pero no le dejo.

- No lo estoy, es que necesito irme. - Si que lo necesito.

Mi subconsciente me está pidiendo que le bese y me tire a sus brazos. Es muy incómodo, porque a la vez soy consciente de que si lo hago, la voy a liar.

No puedo volver con Christian por mucho que lo desee, estamos mejor ahora. No quiero perder este vínculo que ahora mismo tengo, no quiero pelear más con él.

- Escuchame Ana, ¿es por algo que he hecho?, porque te juro que no lo voy a volver a hacer. - Me quedo mirándole fijamente con la boca medio abierta

En mi mente, Christian ya sé está quitando la camiseta y me está diciendo que me acueste con él. ¡Dios mío!, ¿qué me pasa?.

- No, no, alejate. - Tengo que evitar la tentación como sea.

Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora