C A P Í T U L O 8

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Pov's Ambar.

Media hora después estaba sentada en aquel banco blanco que tantos recuerdos me traía, con mi cabeza recargada en el hombro de Abraham, quien acariciaba mi cabello, escuchándome atentamente.

—Dejame ver si entendí...Él tal Simon al principio fue parte de un plan para vengarte de la tal Lunita y terminaste...¿Terminaste enamorandote de Simon mientras llevabas acabo el plan?.— Preguntó y yo asentí mientras sonaba mi nariz con el pañuelo que me había dado hace unos minutos. —Y estas intentando cambiar...¿Por él.— Asentí.

—¿Qué opinas?— Lo mire, esperando una respuesta.

—Mira Ambar...Yo digo que deberían hablar. Él te quiere, tu lo quieres, ¿Qué es lo que les impide estar juntos?— Abrí mi boca para responderle. —Y no me vengas con la mamada de “las clases sociales”, porque tu sabes mejor que nadie que respeto mucho a las mujeres, pero te juro que si me dices eso te pego una cachetada.—

—¿¡Qué?!, ¡no!, a mi nunca me han importado las clases sociales...Bueno a la Ambar del pasado si, pero a esta Ambar que te esta hablando, no— Él me miro fijo, indicandome que siguiera hablando. —El problema tiene nombre y apellido; Emma Smith.— Resoplé.

—El problema no es ella, el problema es que ninguno de los dos se arriesga, el problema es que ambos ruegan en silencio para que alguno de los dos deje de callar y diga lo que siente, joder.— Abrí mi boca para hablar...Pero simplemente las palabras no salían.
Él tenía razón, bueno...Demasiada, razón.

—Abe, te juro que yo...Realmente lo quiero, él me ayudo a cambiar, él me hizo cambiar, a él le debo lo que soy ahora.— Lo mire a los ojos.

—Simon no te cambio, Ambar. Simon simplemente te ayudo a ver una parte de ti que estaba muy escondida. No te ayudo a cambiar, te ayudo a mejorar, te ayudo a que fueras tu misma.— Ahora entiendo porque es compositor.

—Siempre tienes las palabras correctas, gracias, Abraham.— Lo abracé y recargue mi cabeza en su pecho, Abraham me apretó más fuerte, y nos quedamos en silencio.
Pero no era un silencio incómodo, era un silencio...Relajante, en el que las dos personas disfrutan y piensan. Pero como nada dura para siempre, Abraham abrió su bocota;

—Joder tia...¿Qué haces perdiendo tu tiempo hablando conmigo?, ¡ANDA POR TU HOMBRE Y NO DEJES QUE TE LO GANEN!.— Y entonces, eso hice.

Me despedí de Abraham, agradeciendole por sus consejos y lo que a hecho por mi en este tiempo. Después de haberlo visto marcharse, yo hice lo mismo, fui en dirección contraria que él, directo al Jam&Roller.
Tenia miedo, miedo de que Simon me rechazara o creyera algo totalmente erróneo.
Estaba en la entrada, hasta que recordé que Simon había salido corriendo y tras él iba Emma...¡Claro, Emma!.

—Puta madre.— Grité y comencé a correr sin dirección alguna, mis piernas se movían y mis pies dolían con cada paso, pero estaba segura de que valía la pena.
A medida que avanzaba una opresión en mi pecho se hacía más fuerte, tenia el presentimiento de que algo malo pasaría, pero hice caso omiso...Lo único que me importaba ahora era Simon, nadie más; que equivocada estaba...

Seguí corriendo, hasta que lo encontré en una esquina, hablando con Emma.
Me dio curiosidad y me acerque lentamente hacia donde estaban sin que ninguno de los dos me notará.

—Anda, confiesa lo que ya es evidente.— Le dijo Emma.

—Okey, esta bien, Ambar simplemente fue un capricho, nunca la quise. Jugué con ella como ella lo hizo conmigo, no la amo...

Solté un sollozo fuerte, no podía creer que Simon dijera eso.

—¿Es cierto eso?...— Pregunté y los dos voltearon hacia mi. Simon tenia los ojos muy abiertos y Emma una sonricia malisiosa en sus labios.

¿Qué habría sido si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora