Capitulo 1: AL VOLANTE

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Aquella noche humedecida por la garúa, Diego tomó el auto de su padre sin permiso y arrancó sin rumbo fijo, perdiéndose en las peligrosas y oscuras calles amarillas. El coche era un escarabajo color verde eléctrico, algo destartalado y viejo, pero tenía un buen motor; adquirido de un taller de autos robados.

Transcurrían ya casi las tres de la madrugada. El crudo invierno era tan intenso que parecía llevarse las almas de la gente cuando exhalaban. Las calles estaban teñidas de un tono mostaza a causa de las luces que producían los alumbrados públicos; mezclándose con el brillo de los semáforos.

De pronto, se topó con un grupo de jóvenes, parecía haber una especie de fiesta callejera. Había tipos vestidos de negro y chicas sensuales, escuchando una música que incitaba al sexo. Diego baja del auto con sigilo, para averiguar el porqué de tanto alboroto. El sonido de motores y dinero corriendo entre los espectadores, le dan una idea de lo que pasa allí. Se trataba de una carrera de autos callejero.

Un corredor, al que todos conocían como Nitro, buscaba a un oponente que tuviera los pantalones para enfrentarlo con su auto. Este joven de unos 23 años pero que aparentaba ser de 30, no era más que un niño con ganas de llamar desesperadamente la atención de los demás, un niño que se disfrazaba de bravucón altanero, ante sus amigos y amigos de sus amigos. Siempre bien peinado y con un cabello corto de barbería barata. A menudo excedía del alcohol entre tantas fiestas con los suyos.

Entonces, Diego, seguido por sus ganas locas de tener una aventura y mucha adrenalina, se ofrece para competir. Aunque lo hacía por diversión, no pudo evitar sentir algo de miedo.

—El perdedor pagará s/.100 —advirtió Nitro, con un tono altivo.

Un pañuelo es lanzado al aire, como señal para dar inicio a la carrera. Ambos corredores arrancaron sus vehículos a toda máquina. Diego aceleró lo más rápido que podía, el ruido del motor ensordecía sus oídos. De pronto no sentía nada más que el bombeo de su corazón. Nitro estaba a la delantera, pero algo extraño pasó en ese momento, Diego comenzó a rebasar el auto de Nitro, dejando a su oponente atrás. Un pequeño silencio se produjo entre los espectadores; de inmediato hubo risas y carcajadas. Diego había ganado, dejando a su oponente en ridículo.

Todos comenzaron a aclamar al chico desconocido que ganó la carrera. Nitro, en su amargura, le exigió una revancha. Pero Diego se negó y luego de cobrar el dinero pactado, se retiró de inmediato, dejando a su derrotado adversario muy iracundo. Sus propios amigos se burlaban de él. Nitro tenía la mirada tan desafiante que parecía que quería derribar una pared.

Diego iba rumbo a su casa, esquivando a los autos que iban y venían. Al parecer, el ganar la carrera le habían dado un nuevo aire de confianza ante los demás y mucha adrenalina, como si fuera invencible al volante. Diego estaba cansado, pues no había dormido en casi toda la noche. Solo bastó unos parpadeos, para que se diera cuanta que estaba yendo en dirección a chocarse contra un camión. El sueño le embargaba; un fuerte remezón activo su atención; entonces, con mucha maniobra pensó que había logrado esquivarlo y perdió el control del auto. Un frío helado le embargaba su cuerpo y descubre entonces que había chocado con algo. Pisó el freno y se detuvo bruscamente. Cuando salió del auto se dio cuenta que atropelló a un chico.

Él no sabía qué hacer, sus piernas parecían estar pegadas al piso por el susto. El viento parecía susurrarle al oído: -¡Corre, huye antes que te descubran!- Entonces se fue temblando y sollozando. Arrancó el auto. El camino parecía infinito. Pasando por la playa, se detuvo allí para desahogarse a solas. De repente, un poco más al extremo de donde él estaba, vio a Alicia. Estaba triste, sus ojos querían gritar, se encontraba sentada, su cabello era rojo como el fuego "carmesí".

Ella era una compañera de salón de Diego. Por un momento se quedó allí, quieto y en silencio, observándola. Alicia nunca notó su presencia, parece que nunca notaba su presencia en ningún lado. Cuando se sintió más tranquilo, Diego retornó a su casa.

OJOS DE UNA NOCHE AMARILLAWhere stories live. Discover now