La Reunión

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El convocar a todas las familias era algo que rara vez se hacía, especialmente cuando eran los líderes y no representantes quienes se reunirían en aquel bar de territorio neutral, Glock380.

La reunión se fijó para un viernes por la tarde pero los más precavidos ó desconfiados enviaron a los suyos desde temprano a inspeccionar y vigilar la zona para evitar trampas, no eran comunes los enfrentamientos en esa clase de reuniones pero la vida le había enseñado a cada uno de los líderes a no ser tan inocentes y confiados.

Ese día se cerró el bar para el uso exclusivo de las familias mafiosas más poderosas en Italia y al paso de las horas se vieron llegar uno a uno a los líderes, el primero en hacerlo fue Aarón D'Angelo, a sus 27 años ya se encontraba a la cabeza de una de las familias más poderosas, encargados del lavado de dinero y el entretenimiento con su base establecida en Italia. Conocido como Il Fantasma por la máscara que usa en todo momento, su verdadera identidad es desconocida y se le considera un misterio.

D'Angelo llegó temprano al bar de manera despreocupada acompañado de su segundo al mando y hermano de armas Gibert, de 24 años. Un chico delgado y agradable a la vista. A comparación de su jefe, Gibert tenía aspecto de no romper un plato, con unos enormes ojos cargados de expresión.

Ambos tomaron una copa mientras esperaban al resto. El siguiente en llegar fue Antonio Auditore, otro misterio disfrazado de un simpático y atractivo doctor de 46 años, conocido por ser propietario de los mejores hospitales en Italia y algunas otras partes del mundo, poco conocido por ser el responsable de la trata de personas y tráfico de órganos y drogas a nivel mundial.

Como parte de los precavidos Auditore envió desde temprano a sus hombres a vigilar la zona así que no debió de hacer más que llegar con su calma característica a ocupar su lugar en la mesa de los líderes.
Le siguió en llegar Ares Wolf, conocido en Italia como Percybal Novikov, encargado del desarrollo de la mejor tecnología legal e ilegal a nivel mundial. En contra del aspecto que cualquiera le asignaría a un genio como él, el ruso desafiaba cada una de las leyes, tratándose de un joven sumamente atractivo para sus 22 años.

La mayoría del tiempo llevaba su larga cabellera rubia en una refinada coleta aunque también se le ha visto luciéndola suelta de una manera particularmente masculina a pesar de su perfección y longitud.

Después de que el ruso ocupara su lugar solo quedó un asiento vacío y así permaneció durante minutos hasta que la puerta fue abierta por uno de los subordinados de la familia faltante y el golpeteo rítmico anunció la llegada de su líder, Julianna Ivanova.

La rusa se distinguía por dos cosas, el ser la única mujer a la cabeza de una de las familias y estar dotada de una belleza y sensualidad innegable. El que ella lo supiera solo lo hacía peor. Con tan solo 22 años era una de las mujeres más deseadas y temidas sobre el planeta, y encargada de la elaboración y distribución de armamento a nivel internacional.

Al entrar, caminó tomando su tiempo para recorrer el bar, asegurándose de obtener cada mirada y el silencio que usualmente acompaña la atención del público, hasta llegar a la mesa. En el trayecto, un chico nervioso se acercó con una copa llena del mejor vino y se la ofreció. Sus gustos eran tan conocidos como su disgusto por esperar. Al recibir la copa, Julianna se la ofreció a un subordinado que la acompañaba y este, después de olisquear y probar, se la regresó para que pudiera comenzar a beber.

Cuando Julianna alcanzó la mesa, los tres caballeros se levantaron con educación y los saludos comenzaron. La primera voz que se escuchó fue la de ella, cargada de sensualidad y dulce como la miel, con un italiano perfecto, a pesar de tener un origen distinto.

-Caballeros- Julianna exclamó mientras los fue recorriendo uno a uno con una sonrisa coqueta.

Antonio Auditore se adelantó ofreciendo su mano, la sonrisa de Julianna se ensanchó mientras tomaba la mano del doctor para que la besara.
-Miss Ivanova, está usted cada vez más hermosa- dijo el doctor, con su usual tono cordial.

JuliannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora