Degústame

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Hola guapas y guapos, gracias por entrar aquí; hoy les traigo un pecaminoso One-Shot, dedicado especialmente a mis seguidores pervertidos.  Es una idea que me llegó mientras trabajaba en una actualización, espero que les guste.

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Como siempre agradezco a todas las personas que leen mis historias y dejan comentarios, a las que votan, a las que agregan mis historias a sus listas, a las que me siguen, y a las que simplemente leen.  Para todos ustedes, muchas gracias, me inspiran de cierto modo a continuar :D

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One-Shot dedicado en especial para mis 330 seguidores de Wattpad. Este mes cumplo un año publicando aquí y estoy muy feliz por ello. Muchas gracias chicas y chicos por la paciencia y por todo el cariño, se los agradezco de corazón.

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto.   La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.

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Degústame

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Me detuve en el umbral de la cocina, sabiendo muy bien que mi mujer tenía los ojos puestos en mí, sin embargo, la ignoré.

Seguí saboreando lo que estaba comiendo del pote.

Con entusiasmo saqué otra cucharada, pero antes de echármela a la boca se la mostré.

—¿Seguro, mujer,  que no que quieres comer? —inquirí con falsa curiosidad.  Mi mirada burlesca no pasó desapercibida para ella.

¡No!, ¡te dije que no! —exclamó crispada. Estaba molesta, ya que yo la  estaba tentando sabiendo muy bien que ella estaba a dieta. 

Me hizo un desprecio, y volvió a dirigir sus ojos aguamarina al programa de televisión.  

—Yo no sé cuál es tu afán por adelgazar —espeté cansinamente, acercándome y sentándome a su lado—, si estás muy bien —giré mi rostro para apreciarla de pies a cabeza de forma descarada.  Me saboreé los labios, ya que sólo llevaba un pequeño short y una pequeña remera sin mangas, algo descotada—. Para mí estás más que perfecta.

Giró bruscamente el rostro hacia mí.

—Necesito bajar tres malditos kilos —me reclamó, con su típico ceño fruncido —, y sólo llevo uno por tu culpa.

Me señaló con el dedo, y yo sólo sonreí de medio lado.

—No es mi culpa que seas tan tentada —espeté sacando otra cucharada del pote, y me la eché a la boca.

Ella se saboreó los labios.

—Eso es crema de maní, ¿cierto? —inquirió ansiosa, mirándome  la boca.

Asentí con la cabeza.

—Sí, crema de maní casera —le respondí una vez que tragué lo que tenía en la boca. 

Fijó su mirada en la mía.

—¿La hizo Yoshino-san? —me preguntó sabiendo muy bien cual sería mi respuesta.

—Sí, quién más —espeté con pereza sacando otra cucharada—,  ¿quieres una?

Se la mostré y sonreí ladinamente.

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