Capítulo 13

88 1 0
                                    

Abro los ojos gracias a las ganas de hacer pis.

Me encuentro en una habitación con una tenue luz.

Alguien me abraza desde atrás. Cristian.

Me acurruco más en su regazo mientras noto su respiración rebotar en mi espalda desnuda.

Que hambre tengo.

¡MIERDA!, EL ARROZ.

Se me cortan las ganas de orinar inmediatamente.

Salto de la cama con cuidado de no despertar a Cristian y voy corriendo a la cocina.

Joder.

El arroz está muy hinchado y el agua está desparramada por toda la placa.

Cojo el rollo de servilletas y empiezo a quitar el agua.

Pongo unas servilletas alrededor del caldero para que se termine de secar y cojo una cuchara para revolver el arroz.

Está pegado en algunos lados.

Apago la placa y busco un colador.

Cuando lo encuentro en el último cajón del mueble que hay debajo de la placa, voy al fregadero y abro el chorro de agua mientras vierto todo el líquido caliente y el arroz hinchado sobre el colador.

El arroz parecen pequeños peces globo.

Le doy unas cuántas vueltas más con el agua.

Cuando acabo con el arroz y lo tapo, cojo el paño y retiro las servilletas para limpiar la placa.

Los brazos de Cristian me rodean sorprendentemente por las caderas y yo me asusto.

-¿Qué haces cocinando así?.

Me mira el cuerpo.

-El arroz se quedó al fuego.

Parece que él ni se acordaba de él hasta que lo he nombrado.

-¿Dónde está?.

-En el fregadero.

Me suelta dándome un beso en el hombro y se acerca al fregadero a echar un vistazo.

Madre mía, está desnudo.

¿Se queja de que estoy cocinado así cuando él también va desnudo por la casa?.

Termino de limpiar la placa.

-No está tan mal.

Pongo cara de china.

-Si le atas un hilo parecen globos, Cristian.

-¿Pero qué dices?. Tienes que dejar de ver películas. Oh, no, espera… Que te van más los documentales de ranas.

Se burla de mí.

¿Le pego?.

Aunque sea tan frustrante me hace gracia su comentario y decido pasarlo por alto.

Me siento en la silla de la cocina y le veo coger dos platos y servir arroz.

Me tiende una cuchara y se sienta junto a mí.

Empezamos a comer.

-¿Te gustó?.

-Sí, está bueno.

-No me refiero al arroz.

Oh. Se refiere a lo de antes.

-Sí, me gustó. ¿Y a ti?.

¿Cómo no me va a gustar?. No es solo por el acabar o no… No fue el típico, no fueron ganas y ya, fue atracción, amor… Cómo quieras llamarlo. Un sentimiento especial y muy diferente.

Diario secreto de una adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora