Capitulo 12

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Narra Dulce

Christopher y yo buscamos por todos lados a Ana. No está. No la encontramos y me desespera. Llamo a Renato y le doy la orden de que la busquen, él y los peones hasta debajo de las piedras. Si tengo que incendiar todo el maldito pueblo para encontrarla lo haré. Ha pasado una puta hora desde que la estamos buscando y nada. No está.

Mi respiración se acelera y una presión en el pecho siento en mi interior. Temo por ella. Por esa mocosa. Por primera vez en mi maldita vida quiero ver a esa mocosa y que esté a mi lado.

— ¡Maldita sea!¡¿Dónde demonios puede estar?! — pregunta Christopher alterado. Empiezo a temblar. Se me corta la respiración. Esta situación me está afectando mucho.

— ¡No lo sé!¡Eso es lo que quiero saber!¡Es mi hija maldita sea! — le grito alterada. León y Tigre, mis dos peones de confianza vienen corriendo a buscarme preocupados.

— Doña. No la encontramos. No hay rastro de ella. — me dice León. Lo miro furiosa.

— ¡Maldita sea León!¡Búsquenla y no regresen sin ella, o les juro que se arrepentirán el resto de su vida!¡Búsquenla!¡Ya! — les amenazo nerviosa. Ellos asienten y se marchan.

Camino de un lado a otro sin saber que hacer. Esa mocosa tiene que aparecer o me enloqueceré. Es mi hija. Es mía y nada ni nadie va a quitármela. No seré la mejor madre pero esa mocosa es mía y debe estar conmigo.

Veo a Christopher llorar ¿Llorar?¿Tanto quiere a la mocosa? Sí, me lo ha demostrado. La quiere y sé que daría su vida por ella. Lo sé. Sin previo aviso mis ojos empiezan a aguarse imaginando cosas horribles que pueden estar pasandole a esa niña. Tiemblo. No. A ella no.

— ¡Doña!¡Ya me he enterado de lo sucedido!¿Cómo se siente? — me pregunta Rafael acercándose a mí. Renato lo habrá llamado.

— ¡¿Cómo quieres que esté pedazo de imbécil?!¡Mi hija no aparece!¡Búscala o te juro que haré de este pueblo un autentico infierno!  — le digo alterada. Mis lágrimas amenazan con salir pero no las dejo. No voy a llorar. Debo ser fuerte.

— Discúlpeme Doña. No se preocupe que mis hombres ya la están buscando. Ahora dígame ¿Conoce a alguien que sea capaz de hacerle daño a la niña para hacerla sufrir a usted? — me pregunta Rafael. Frunzo el ceño. No lo había pensado. Todos en este maldito pueblo me temen pero sé que ninguno se atrevería hacer tal cosa. Entonces.....

— Doña ¿Me permite decir de quién sospecho? — me pregunta Renato. Yo asiento. — Creo que la señorita Natalia Montenegro es la responsable. Ella es la que secuestró a Ana. — me dice Renato muy seguro.

La expresión de mi rostro cambia al instante a una furiosa y fría. Si esa maldita desgraciada es la que se ha llevado a la mocosa se lo haré pagar de la peor manera. Christopher mira  a Renato y después abre los ojos furioso. Me agarra de la mano y rápidamente corremos hasta el carro y conduce como loco seguramente hasta la casa donde vive ahora Natalia.

Narra Natalia

Le doy una fuerte cachetada a la maldita escuincla. No se calla. Lo único que hace es llorar y llamar a su estúpida madre. Me acerco a ella y se aleja asustada. Eso es. Tememe maldita.

— ¡Deja de llorar maldita escuincla!¡Me pones de los nervios!¡Cállate! — le grito alterada y dándole otra fuerte cachetada tumbándola en el piso.

— ¡Eres mala!¡Quiero a mi mami!¡Mami!¡Mami! — grita la niña alterada. Me acerco a ella para darle otra bofetada pero me empuja y deja de llorar para limpiarse las lágrimas y mirarme desafiante.

Irresistible TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora