V e i n t i o c h o

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El hada de los dientes se encontraba ocupada inspeccionando los dientes. Cada estuche tenía el rostro de cada niño del mundo. El hada observaba con detalle casa diente nuevo que llegaba hasta que vió el diente más blanco de todos.

Pestañeó varias veces admirando su blancura, el diente más blanco y brillante de todos. Nunca había visto algo así, a excepción de los rumores de los blancos dientes de Jack Frost. Lo tomó en sus pequeñas manos y lo observó detenidamente. Sus morados ojos se iluminaron con alegría y sonrió mientras veía aquel hermoso diente.

El hada miró a su pequeña hadita que llevó el diente y dijo, -¡Buen trabajo! Me pregunto de quién será... Esta es la primera vez que veo algo así y ¡¡quisiera tener más de sus dientes!!

Sin embargo, algo andaba mal. El hada buscó el estuche de dientes a quién pertenecía pero no hay registro del niño. Siguió buscando pero no halló al dueño de aquel pequeño diente. La hadita que tomó el diente de Jeff voló alrededor de él hada de los dientes y le susurró.

-¡¿QUÉ?!- preguntó el hada en shock, -Eso no puede ser cierto. ¿Dices que el niño tiene 7 años? Deberíamos de tener algún registro de los demás dientes del pequeño pero... no los hay...-

La ayudante levantó sus hombros y dejó al hada pensando. Hada observó el diente entre sus manos y pensó en algo. Puede ver las memorias del pequeño.

-Eso talvez funcione. Es extraño que no conozca ni tenga registro del pequeño...- murmuró la ella misma.

El hada se concentró y cerró sus ojos mientras tomaba el diente de tú hijo entre sus manos. Lentamente puede visualizar los recuerdos. Ve un pequeño con cabello castaño oscuro y con ojos azul el agua en una pequeña canasta.

El pequeño bebé comenzó a jugar con sus pequeños dedos. De repente, apareció un chico de cabello blanco sonriente junto con un ángel. El ángel le obsequió un pequeño copo de nieve, pero no cualquier copo. Estaba hecho de nieve y hielo que nunca se derretiría. El pequeño lo agitó entusiasmado escuchándose a lo lejos sonar unas campanas.

La visión cambió. La tierna escena se convirtió en oscuridad. Era Pitch, y lo más extraño de todo era que ella también estaba en la visión; junto con los demás guardianes. Al parecer, todos protegían al pequeño bebé. Hada tiró el diente por la impresión sin darse cuenta de que lo había dejado caer. Afortunadamente, una de sus ayudantes tomó el diente antes de que cayera al suelo.

-¿Qué fue eso?- susurró Hada preocupadamente.

-Porqué está Jack Frost en la visión? ¿Quién es el bebé?... y el ángel...- preguntó abrumada.

Sin saber que pensar puso el diente del hijo del espíritu de invierno en una pequeña caja de madera y voló hacia el Polo a ver a Norte.

Mientras tanto, en la rama de un árbol estaba el pequeño, yacía dormido tranquilamente. Trató de incorporarse lentamente, torpemente su pie resbaló y cayó del árbol. Instantáneamente, el espíritu de invierno lo tomó en brazos antes de que cayera al suelo y se rió por la expresión de su pequeño.

Jeff con sus ojos abiertos de par en par, se congeló y palideció. Reaccionó una vez puesto en el suelo gracias a Jack. Tú hijo miró alrededor, buscando alguna señal de ti, te vió sentada en la nieve tranquila sin movimiento alguno. Jeff sonrió al verte y miró a su padre a los ojos, -¿A qué hora volvió anoche?- preguntó curioso.

-Creo que alrededor de las... tres de la madrugada- dijo Jack.

El hijo del espíritu de invierno sonrió y caminó hacía a ti. El joven guardián se enterneció al ver aquella hermosa escena.

•Padres Guardianes Adolescentes• | Jack FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora