Los sentimientos encontrados de la domadora y de pantera

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Capítulo 39 Los sentimientos encontrados de la domadora y de pantera.


Ante el hecho sucedido en la mansión de los Kuchiki, Roxanne decidió dejar el lugar sin ninguna explicación. Kuchiki, por otro lado, se quedó helado ante la reacción de subordinada y tan solo atinó a ir a su habitación, siendo interrumpido por su hermana menor que parecía bastante agitada al ver como la de ojos morados se había ido sin siquiera dar explicaciones.

—Hermano ¿Qué ha pasado? ¿Por qué Roxanne se fue tan enojada de la casa? —consultó Rukia que quería una explicación.

—No es de tu incumbencia—contestó fríamente el de ojos azules cerrando la puerta de su habitación de inmediato, haciendo comprender a Rukia que él no hablaría más del tema.

Por otro lado, la de cabellos negros siguió su camino y se fue corriendo hacia la quinta división, pero apenas estaba llegando sintió la presencia de Sora en el lugar y no quiso importunar a Ulquiorra, por lo que decidió ir al único lugar en donde recibiría apoyo incondicional.

— ¿Quién diablos puede ser a esta hora? No les dije que no atiendo a personas después de las doce de la noche—se quejó el de cabellos negros abriendo la puerta.

—Lo lamento, no los regañes, he sido yo quien ha pedido verte—dijo la de ojos morados con la respiración entrecortada.

—Roxa, no hay problema. Ustedes dos retírense—ordenó de inmediato el del tatuaje, haciendo que sus subordinados se fueran al instante.

—Shuuhei, lamento de verdad molestarte a estas horas, es solo que yo, no sabía a quien más recurrir—confesó mientras algunas lágrimas escurrían por su rostro, dejando atónito al teniente, que decidió hacerla pasar rápidamente.

Mientras, Grimmjow estaba vagando debido a que no sabía a dónde tenía que estar y sintió cercana la presencia de Roxanne. Para su desgracia la otra persona que estaba cerca de ella era aquel que lo había desafiado y le había dicho en la cara que se la quitaría. Eso hizo que Grimmjow se enojara y se encaminara a la novena división, pero de inmediato recordó aquellas pequeñas lecciones que le había dado Ulquiorra antes de que llegara Sora a visitarlo.

—Maldita sea, muy Seireitei será, pero Roxanne es la persona más importante para mí. A la mierda con las putas reglas de este lugar—dijo el de ojos azules, siendo detenido por un hombre de cabellos largos y castaños.

—Oh, así que tú eres espada-san, ven, te invito a mi división un momento—sonrió de buena gana el de sombrero.

—No gracias, tengo que hacer.

—Insisto—contestó tomando más fuerte el hombro de Grimmjow quien finalmente accedió a la petición de Shunsui, que lo llevó a la división, en donde estaban Lilinette y Nanao peleando.

— ¡Te digo que Stark es muy importante! Quiero una pieza decente para él—exclamó al de cabellos cortos.

—Me da lo mismo quien sea, la mejor habitación es del capitán y no pienso entregársela a alguien como él—señalo al de ojos azules que estaba holgazaneando como de costumbre.

—Vaya, sí que hay ruido por aquí—comentó Shunsui, entrando junto con pantera.

— ¿Ah? ¿Qué hace el tarado de Grimmjow aquí? —preguntó groseramente Lilinette.

—Lilinette—la llamó en tono de reprobación, haciendo que la de cabellos verdes se arrepintiera de inmediato.

—Stark, la puta que te pario ¡no te preocupa tanto tu señora! ¿Por qué no vas y haces algo? —recriminó furioso Grimmjow.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora