Capítulo 45

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 MIÉRCOLES 

10 pm 

18 HORAS RESTANTES.

El General sirvió vino en dos copas y al acercarse a su amigo, Raúl, le ofreció una de éstas.

-Vaya, es solo que no lo puedo creer.

-Ni yo. Ahora entiendes la razón de mi repentino cambio y mis instrucciones nuevas. De verdad necesitaba hablar esto con alguien, y entraste en un momento oportuno.

-Ni que lo digas-.El Coronel le dio una probada al vino y prosiguió- ¿Nadie más, aparte de mi, conoce lo que hay en La Central?

-Es difícil saberlo, Raúl. Como te dije, quienes forman parte de ese movimiento, lo guardan en secreto.

-Pero... ¿Podemos pararlo, no?-Raúl se puso de pie y comenzó a caminar por la carpa- Si reunimos a los suficientes soldados que estén en desacuerdo...

-No- el General soltó una risa cansada- no. Si el Presidente, nuestro mayor superior, mandatario y representante del país está dentro ¿Quién lo va a detener? No tenemos ni los recursos, ni el poder.

-Pero tenemos al pueblo. Vamos, Jorge. De alguna forma tenemos que parar ese movimiento. Además no sabemos a cuántos niños estén usando. A cuántos inocentes.

-Prefiero entonces vivir en la ignorancia. Y en caso de que reunamos a un grupo vasto que nos apoyen ¿Qué haríamos? ¿Llegar a La Central y levantarnos en armas contra ellos? Por favor. Tienen todo lo necesario como para matarnos en menos de un minuto. A menos de que el presidente se una a nuestra causa, que lo dudo, la única opción sería...

-¡Sí!- exclamó Raúl desde el otro extremo de la carpa.

-¿Estás loco acaso? Eso no se ha intentado hacer desde... ¡ni si quiera puedo recordar desde cuando!

-Es ideal- el Coronel se terminó el vino de un solo trago, se colocó la chaqueta que había dejado sobre una silla y señaló directamente al General- ¡Prepárate! No debe tardar en llegar el General Francisco Zúñiga. Se reportó hace tres horas, viene desde el norte.

-Joder. ¿Qué quieres que le diga?

-No que le digas... lo vamos a convencer de unirse a nuestra causa. Y a su vez, él convencerá a otros Generales.

-Se te ha subido el vino. ¡No podemos hacer eso!

-Claro que podemos, Jorge. ¿No lo ves? una vez que Zúñiga esté de nuestro lado, daremos el aviso a nuestros soldados, que se preparen.

-Raúl espera, ¿y si no es tan sencillo? ¿Si Zúñiga está con el Presidente? No podemos arriesgarnos a dar la información y que Zúñiga esté del otro  lado.

-Solo hay una forma de saberlo. Trae tus cosas, hay que recibirlo en cuanto llegue-. Jorge obedeció, después de un suspiro y haberse terminado la copa de vino, se abrigó con la chaqueta, tomó el reloj digital, la gorra militar en la que se distinguía su rango y se aproximó hacia la salida, donde lo esperaba el Coronel.

-¡General!- un cabo casi choca con el mismísimo cuando intentó entrar a la carpa.- Discúlpeme General, sé que dijo que los dejáramos solo pero tiene que ver esto.- el cabo de unos 25 años respiraba muy agitado y parecía desesperado.

-Calma, soldado. Explíqueme qué quiere que vea. Tengo otros asuntos.

-El radar detectó movimiento en el área despejada, cerca de La Periferia, próximo al acceso F, solo que del otro lado-. Habló tan rápido que apenas le pudieron entender.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora