Parte II: Quiero

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No se consideraba una persona "Desafortunada", claro eso lo empezo a pensar cuando pudo salir de su depresión post-Jimin. Tenía un departamento en el centro de la cuidad, tenía un trabajo qué, aunque acabara con la poca paciencia con la que había nacido, le gustaba. Tenía a sus dos mejores amigos. Un televisor pantalla plana que madre de la luna, era de puta madre para ver sus películas, pocas veces hablaba con sus padres pero cuando lo hacía, se aseguraba de durar unas 3 horas al teléfono, la renta del aparato siempre salía cara en ese mes.

Los señores Min.

Ellos no eran malos, eso lo sabía el pálido, ambos señores controlaban la empresa que el abuelo Min había levantado con el sudor de su frente, ahora era una gran empresa de vienes raíces. Ambos padres se la pasaban viajando de un lado a otro y casi no los veía pero él los amaba, su madre era una mujer estricta y de caracter fuerte, a cualquier le podría llegar a imtimidar aquella alfa pero en realidad era una persona muy atenta con su cachorro. Su padre, era callado y cariñoso, de pocas palabras pero siempre sabía que decir, ellos lo apoyaron en todo lo que el beta quizo en su vida. Menos con JiMin.

Fue la única vez que sus padres se rehusaron en apoyarlo en algo, ellos ya sabian como terminaría todo y se enojaron con él durante unos meses, luego le hablaron de nuevo como siempre y aunque muchas veces su madre miró con resentimiento al pequeño Omega, nunca llegó a ser tosca.

Lo que ahora no entiende es, ¿Cómo demonios una alfa de aquel caracter tan duro está brincando como loca por todo su departamento?

-¡Oh por dios! Está mucho más bonito de lo que yo recordaba, has heredado el gen de decoración de tu madre, querido cachorro- Dijo aquella alfa paseandose por su departamento.

El beta gruñó.

-No querrás decir el sentido de mi padre, ¿No?

-Cariño, ambos sabemos que tu padre no es el mejor decorando, de ser por él la casa estaría decorada con piedras- Replicó la mujer blanqueando sus ojos.

-Tú madre tiene razón en ello- Dijo su padre con una taza de chocolate caliente en su manos mientras curiosamente veía un partido de fútbol. -No puede ser, mira a ese idiota, va a dejar que le quiten el balón, ¡Corre papanatas, corre!- Gritó.

Yoongi se masajeó la sien buscando paciencia. La visita de sus padres le cayó de sorpresa a decir verdad, ¡Ni siquiera le llamaron antes! Interrumpiendo el sueño aquella mañana.

-Como sea, mamá- Le llamó el pálido. -¿Van a quedarse? Porque voy de camino al trabajo- Y no era mentira, la semana de descanzo había acabado y era momento de volver a aquella oficina en donde se arrancaba los pelos muchas veces, nada grave.

Enfundado en aquella camisa blanca y con una delicada corbata bien ajustada de detalles turquesas sobre él, unos pantalones de vestir completamente negros y sus zapatos brillantes. Su madre se tapó su boca delicadamente mientras retenía unas lágrimas de orgullo.

-Oh por Dios- Chilló la alfa.

Yoongi volteo los ojos con un suspiro, ahí viene otra vez.

-Te ves tan elegante en esas ropas tan elegantes, pareces un príncipe a diferencia de como te vistes cuando no estas en el trabajo, cualquier te confundiría con un vagabundo adicto al crack- Resongó la mujer mientras acomodaba el cabello de su cachorro. -Te ves tan hermoso, casi como si te fueras a casar- Dijo alegre.

-¿Qué?- Respondió Yoongi con su ceño arrugado.

Su padre escupió el chocolate caliente mirándolos con molestia.

-¿Casarse? ¿Cuando? ¿Quién es el idiota que corteja a mi hijo? O ya verá, le dare una "charla" tan buena que no le quedaran ganas- Dijo su padre molesto, maldiciendo por lo debajo. Su madre rodó los ojos divertida.

-¿Ah? No me voy a casar papá, por dios tienes problemas en los oídos- Se quejó el pálido.

-¿Entonces no tengo que usar a Bessie?- Al parecer a su padre le había agradado la idea de golpear a alguien con Bessie, el bate de beisbol que hacía pareja con el suyo.

-No.

-Entonces está bien- Habló el hombre con una sonrisa y se sento de nuevo, a seguir viendo el juego.

-Pero en serio hijo, ¿Cuándo piensas casarte con una buena beta?- Le pregunto su madre, alisando su camisa con cariño.

Yoongi le dedicó la mirada a aquellos ojos tan parecidos a los suyos en donde se reflejaban miedo por su cachorro, él había pasado muchos celos solo por no buscar compañía de nadie, incluso sabía que su lobo estaba molesto con él.

-Sé que amaste mucho a Jimin. Yo lo sé mejor que nadie pero, ahora él es feliz con su pareja y ya ha pasado demasiado tiempo, sabes que nuestros lobos son tolerantes con nuestra parte humana pero... llega un punto en que dejan de serlo- La mujer la miró, llevó su mano hasta su mejilla la cual acarició mostrando su cariño. -Eres mi cachorro y quiero lo mejor para tí, no te engañare, también quiero nietos pero como madre busco tu felicidad por ello no te he presionado en todo este tiempo, pero tengo miedo Yoongi, eres mi único bebé.

Sus ojos se aguaron y escondió su rostro en el cuello de su madre, sintiendo sus cabellos ser acariciados por aquellas manos tan gentiles que se encargaron de criarlo.

-Estoy confundido mamá.

-¿Quieres hablar?

-Tengo trabajo- Bufó.

-Tu padre y yo estaremos en la cuidad unas semanas antes de volver a Daegu, si quieres puedes pasarte cuando salgas del trabajo, haré pastel de carne- Le invitó con una sonrisa.

Yoongi solo asintió y se despidió de ellos. Pero antes...

-Yoongi cielo.

-¿Sí mamá?- Le miro, su madre estaba a punto de montarse en su coche para irse.

-¿Quién es el alfa que estuvo en tu departamento? No reconocí el olor- Con una sonrisa habló y eso, no era bueno.

Oh mierda.

-E-es un amigo solamente.

-Oh.

-Nos ve...-Su madre le imterrumpió.

-Me gusta su olor.

Oh por la santa Bessie.

Hyung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora