Garrison Proud

El final de la noche

Para Shiro que había pasado gran parte de su vida dentro de un aula, que se había esforzado para ascender tanto como su corta edad se lo permitía, las fiestas seguían siendo algo nuevo para él y parecía que por más que pasara el tiempo, aún no podía acostumbrarse a la presencia de tantas personas en el mismo lugar.

Incluso las historias delos paladines de Voltron que la princesa Allura contaba con entusiasmo ante las risas y avergonzadas miradas de los paladines, perdían su encanto después de poco tiempo. Y después de algunos cuantos minutos necesitaba un poco de aire y aprovechando que Lance alardeaba con los paladines y la princesa, logró escabullirse hacia uno de los jardines exteriores que rodeaban el recinto. Cuando más estresado estaba siempre podía calmarse mirando las estrellas, le recordaba que había algo más allá afuera, un lugar donde podía ser de verdad libre; sin embargo aún no olvidaba que en el momento que lo tuvo a su alcance, lo dejo ir como un cobarde.

— Es raro verte tan pensativo en una fiesta tan animada.

Shiro se sobresaltó por aquella voz tan conocida salida de la nada pero se sentía demasiado agotado que no quiso discutir mucho con aquella cara idéntica a la suya que había aparecido en la puerta y ahora se acercaba desde el otro extremo del jardín.

— Es raro verte sobrio cuando la fiesta ya está a punto de terminar — contestó bromeando a modo de saludo —, pensé que estarías con el Mayor Focker seduciendo a alguna de las oficiales menores.

— Es mejor seducir oficiales menores, que a cadetes menores de edad.

Shiro palideció ante el comentario tan directo de su hermano pero al ver como este convulsionaba en una sonora carcajada lo hizo sentir un poco más relajado, mas aún así sentía cierta tensión de hablar con él al respecto. Aún no le había mencionado a nadie acerca de su relación con Pidge, y Ryu Shirogane, a pesar de ser su propio hermano, era la persona que con la que menos podía hablar de un tema que le causaba tantos conflictos internos.

— Sé que está mal —confesó Shiro agotado —, pero si quieres acusarme con el General...

— ¿Acusarte con Dos Santos? — Ryu parecía cada vez más divertido con las reacciones y palabras de Shiro, siempre había hecho gracia de lo correcto que era el joven para todo —. ¿Estás loco? Es lo más divertido que has hecho en años. El niño bueno al fin está haciendo algo malo, no seré yo quien me arruine esto.

Shiro gruño a modo de respuesta, Ryu era la única persona que podía sacarlo de quicio con rapidez y en parte era por aquel peculiar pasatiempo que había desarrollado con los años de burlarse de todo lo que él hacía, esperando el momento en que se equivocase.

— ¿No dirás nada solo para divertirte a costa mía?

— No es mi única razón. No me atrevería a ser la causa de que expulsen a la hija del Mayor Holt.

Shiro sintió una vez más aquella sensación de culpa que lo agobiaba cada que alguien mencionaba o sacaba a colación al padre de la joven.

— Esto se te hace un juego, ¿no? — Cuestionó Shiro a su hermano con resentimiento pero una vez más la reacción de su hermano lo tomó desprevenido.

— Esa pregunta debería hacerte yo a ti — le contestó mientras alzaba la mirada al cielo —. No eres la clase de persona que se permita tener una relación seria, siempre tú carrera fue lo más importante para ti, y ahora tienes una relación con una de tus estudiantes. ¿Estás jugando con la señorita Holt?

El cuerpo de Shiro reaccionó antes de que su mente terminara de digerir lo que estaba sucediendo, sintió aquel impacto seco en sus nudillos y miró a su hermano en el suelo antes de entender que lo había golpeado. Shiro sintió como si hubiera sentido una bocanada de aire helado mientras veía a Ryu levantarse y aunque vio venir la respuesta de su hermano como si todo se moviera en cámara lenta, ni siquiera se molestó en moverse y aceptó el golpe de Ryu.