Hanami.

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La imagen original no es de mi autoría, personajes de la historia  pertenecen a Hideaki Sorachi.

Narra Kagura

Han pasado muchas cosas en Edo, después de que viajamos en el tiempo para ayudar a Gin-chan, las cosas han regresado a la "normalidad" se puede decir, la peste blanca nunca existió y todos hemos regresado a nuestras actividades y volviendo a ser los mismos de siempre.

Es un hermoso día, la primavera ha llegado y con ella los árboles de cerezo florecen por todos lados. Estoy caminando con Sadaharu por el parque, buscando un buen lugar donde celebrar el Hanami con Gin-chan, Shinpachi, Anego y si no recuerdo mal también van a estar con nosotros los del Shinsengumi. Vaya eso me trae recuerdos.

*Narrador externo*

El parque es enorme por lo que busco un buen lugar alejado de las familias, grupos de amigos y parejas acarameladas que están por ahí, ¿es que no tienen vergüenza de que los descubran? mi cara en este momento debe mostrar desagrado. Sigo paseando por el parque, voy disfrutando de ver los pétalos caer, he caminado bastante y parece que he llegado a la zona perfecta para que disfrutemos del Hanami todos juntos sin que las demás personas se molesten por el lío que armamos.
—Sadaharu ve a buscar a Gin-chan y los demás, y guialos hasta aquí, yo me quedaré para que nadie nos quite el lugar— la joven mira como su perro se aleja y se decide a sentarse a esperar cuando nota algo raro detrás de uno de los árboles, camina hacia allí con su enorme parasol morado por cualquier cosa. Cuando ve que detrás del gran cerezo, está aquel policía cara de niña del que tanto se burlaba y con el cual se fastidiaban la existencia el uno al otro, él ahora ya no poseía su cara de niña, los 5 años que habían pasado lo habían afectado al igual que a ella, aunque en cuestión de personalidad no cambió, sí lo hizo su aspecto, ahora lucía tan o más alto como ella, también se había dejado crecer el cabello  y mostraba las facciones dignas de un joven de su edad.

El joven estaba durmiendo (o eso parecía), apoyado en la parte trasera del gran cerezo con los brazos cruzados por detrás de su cabeza y su típico antifaz cubriéndole los ojos. Usaba un hakama color beige y un kimono de un rojo parecido al de la sangre.
La joven bermellón lo observó unos segundos pensando en un método agresivo para despertarlo, aunque las cosas habían cambiado después de la desaparición de Gin-chan y ella se había vuelto arisca con los que la rodeaban para sobrellevar la tristeza que provocó el no saber nada del hombre que consideraba un padre para ella, al regresar todo a la "normalidad" ya no tenía porqué actuar tan cortante como antes. Kagura quería regresar a la relación que tenía antes con el castaño, así que agarró su parasol y apuntó, pero no al sádico que parecía dormir sino a un lado de su cabeza y disparó.

El joven que al parecer sí estaba durmiendo se despertó súbitamente asustado quitándose el antifaz y parándose lo que sorprendió a la apodada "china" que se desconjonaba de la risa al ver su reacción. El samurái al ver que era ella no dudó y desenvainó su katana para atacarla, la joven yato que se estaba recuperando del dolor de panza que le había dado de tanto reírse esquivó el ataque fácilmente y cambió su expresión a una de enojo, ella había tratado de despertarlo "suavemente" y el infeliz le agradecía así?! ¡¿Cómo se atrevía?!
—¡¿Qué te pasa imbécil?! —la ojiazul lo miraba con rabia.
—¡¿Que qué me pasa?! No sé, tal vez que una loca me trató de asesinar, yo sólo me defendí —dice con sarcasmo y enojo el ojicarmín.
—Si te hubiera querido asesinar, lo hubiera hecho sin fallar, mi objetivo era despertarte y lo logré —dice la bermellón orgullosa de su hazaña y habilidades.
—Y no se te ocurrió otro modo, no sé como tal vez... ¿llamarme o moverme? —alega el castaño.
—Mmmm no, no se me ocurrió —dijo Kagura con una expresión de "tal vez la próxima" mientras movía sus hombros en señal de una falsa disculpa—. Aparte no mereces ser nombrado ni tocado por la gran Gura.
—Nunca dije que me llamaras por mi nombre o que me movieras con tus manos china —el policía la mira moviendo sus cejas de arriba a abajo—. Aunque no te culpo, hace mucho no nos veíamos, te habías vuelto una cerda amargada por la ausencia del Danna y esquivabas a todos los que querían ayudarte o acompañarte.

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