Única parte

131 10 8
                                    

Esa mañana, desperté con mi querido novio acostado a mi lado. Antes odiaba levantarme, pero ahora era un placer si podía verle a él durmiendo. Seokjin nunca solía arroparse hasta el cuello, por lo que su hombro quedaba expuesto, y este me indicaba su respiración constante con cada movimiento. Él se movía mucho, por lo que siempre amanecía con el pelo disparado en todas direcciones. Sus mejillas eran regordetas y sus labios entreabiertos dejaban escapar el aroma de la pasta de diente de fresas qué él usaba.

En fin, perfecto.

Haciendo memoria, cómo conseguí acercarme a él era toda una anécdota de la que bien podríamos reírnos:

Llegué a casa rendido, con los hombros hundidos y una maleta cuyo peso solo se sumaba al dolor de cabeza que traía.

- ¡Estoy en casa!- exclamé a media voz.

Después de unos cuantos segundos vi a Yoongi-hyung salir de la cocina con una galleta en la boca y ambas manos en el teléfono. Terminó de tragar y alejó la mirada del móvil.

- Bienvenido- murmuró con ironía. Se acercó más a mí-. ¿Qué te pasa, Nam? Pareces cansado. Anda ven, he encendido la candela.

Sonreí débilmente, agradecido con mi compañero de piso y mejor amigo. Entramos a la sala y ocupamos los sillones al lado de la chimenea. Suspiré al sentir su expectante mirada sobre mí.

- Ya no sé cómo hacer para acercarme a Seokjin- solté.

Él guardó silencio unos segundos.

- Yo sí.

Inmediatamente dirigí mi mirada a la suya, que estaba fija en las llamas que cubrían los troncos a nuestro lado. No necesité formular una pregunta para que siguiera hablando.

- No puede graduarse de su carrera sin un grado en inglés, y no tiene ni puta idea de eso. Ayúdale tú.

Ahí fue cuando Yoongi se convirtió en el mejor amigo del mundo.

Casi pasé la noche en vela, pensando en cómo podría acercarme a él y proponerle algo sin que me pusiera una orden de alejamiento en la frente. Yo era un idiota, y lo sabía. Aunque Jin me gustara de verdad, me las acababa apañando para que pensara que solo me gustaba por su físico, y yo no sabía cómo hacerle ver que no era así.

A la mañana siguiente, no desayuné y me fui en la moto de Yoongi hasta la universidad, sabiendo que Seokjin estaría allí. Tras preguntarle a un par de personas si sabían dónde estaba, me lo encontré en la cafetería, discutiendo con alguien que sin duda parecía unos años mayor que cualquiera de nosotros. Cómo había decidido dar una buena impresión, esperé hasta que terminara de hablar y entonces me acerqué, tratando de sonreír mucho, sobretodo al ver que soltó un suspiro de exasperación. Cuando me vio, solo le faltó bufar.

- ¿Qué haces aquí, Kim?- preguntó, con una expresión de obvia molestia.

- Buenos días, Jin. Eh...- mierda, no titubees, te ves inseguro-. Me he enterado de que necesitas clases de inglés urgentemente.

Río brevemente de manera sarcástica, aunque así se le quitó el ceño fruncido.

- Y tú vas a aparecer con un perfecto C2 a ayudarme, ¿no?

Me encogí un poco, pero rebusqué entre lo que llevaba en mis brazos y le entregué un certificado con manos nerviosas. Cuándo lo cogió, con un gesto divertido, pareció estupefacto.

- L-lo siento, no es un C2, solo es un C1. Pe-pero espero aún así serte de ayuda. Realmente me gustaría darte clases, de manera gratuita, claro.

English lessons {N a m j i n}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora