36 | Mesa para nueve

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"I had all and then most of you, some and now none of you

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"I had all and then most of you, some and now none of you. Take me back to the night we met"

-The night we met, Lord Huron

Entré en la cafetería más famosa del pueblo y la que, de momento, no había cerrado. Todo el mundo la frecuentaba para que no cerrase nunca. Era una cafetería de aspecto antiguo, con los muebles de maderas en diferentes tonos de marrón y pizarras de tiza. El olor a diferentes cafés y aromas mezclados te azotaba la nariz cálidamente cada vez que entrabas. Era un buen sitio para estudiar cuando no me apetecía estar en casa, o cuando papá me escondía la cafetera si decidía que ya había tomado demasiado café. Me acerqué a April, la jefa del local, que estaba sentada en uno de los taburetes de la barra mirándome con una sonrisa.

—Hola April —saludé al llegar a su lado.

—Hola mini Moore —saludó dejando de mirar la libreta de inventario en la que estaba revisando cosas y escribiendo—. ¿Qué puedo hacer por ti?

April había sido compañera de papá en el instituto. Era una de los pocos amigos que conservaba de la adolescencia. Tenía memoria de muchos recuerdos de mi infancia en los que April estaba presente.

—¿Tienes alguna mesa para nueve? —se sorprendió ante mi pregunta—. Viejos amigos con los que ponerme al día.

—Y yo pensaba que eras la chica menos sociable del pueblo, o al menos eso me decías —rio levantándose del taburete—. Pero es tu día de suerte, tenemos una mesa así en la planta de arriba por una cena que hubo anoche. Acabo de limpiarla, así que es toda tuya.

—Gracias —sonreí y subí las escaleras hacia el piso de arriba de la cafetería. Había muy pocas personas y lo que más se notaba era la mesa para nueve personas en la que me senté de inmediato mandando un mensaje a Rick para decirle donde estaba.

Había quedado con los hermanos Davis para hablar, dejar el drama que había entre Rick y yo y, por qué no decirlo, para estar con Nolan y Thomas. Era divertido estar alrededor de ellos dos. Sabían cómo hacer reír a alguien y les salía casi natural.

Esperé unos minutos negando a las diferentes camareras que venían a tomarme nota y pidiéndoles que viniesen más tarde, cuando todos estuviesen en la mesa.

—Buenas tardes, señorita —levanté la vista y sonreí. Los ocho hermanos Davis en piña encabezados por Justin, el mayor.

Mucha gente, a lo largo de mi infancia, me había dicho que mamá estaba loca teniendo cuatro hijos, dos de ellos mellizos y los otros dos con solo once meses de diferencia. No podía evitar reírme pensando en qué dirían de la madre de los Davis con ocho hijos. No quería ni imaginarme lo caótica que habría sido su vida criándolos, junto con su padre.

—Hola chicos —sonreí saludando. Nolan y Thom me hicieron cambiarme de sitio para poder ponerme entre los dos. Rick se sentó delante de mí con una sonrisa.

Son mis hermanos #MooreVerse1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora