Capítulo 13

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Jamás hubiera pensando que las cosas entre Bianca y yo acabarían algún día de esta manera.
Tantos años de amistad, llenando mi corazón de ilusiones por poder estar juntos y ahora por temor a perderla me entristece saber que se haya desvinculado de mí.

Mis pensamientos van dirigidos a ella, a la mujer que llena mi corazón con su cariño.
Ella es todo para mí y en estos momentos Bianca a preferido irse con Alois.
Aprieto mis manos fuerte formando un puño, la ira fluye como un veneno por mis venas, con el alcohol trato de sanar la herida de haber perdido para siempre a mi amada.

Héctor qué bien que te encuentro aquí. -— No me atrevo a mirar a Laura, siento vergüenza de que me vea con mis ojos rojos del sufrimiento por haber perdido en cierto modo a Bianca.

-— Héctor, el alcohol no te va delvolver a Bianca.

-— Al menos así me alivia este dolor que me mata ligeramente.

-— Si no fueras tan estúpido, estarías tú a su lado, Bianca te quiere a ti, te necesita a ti, no Alois.

-— Laura ¿porqué me dices todo esto? ¿Acaso estás interesada en Alois y no puedes soportar verlo con otra?

-— Tú lo flipas chiquitín. Yo y Alois juntos... ¡ni en sueños!
En verdad Héctor, te estoy dando un consejo como amiga, me caes bien y quiero ayudarte.

- ¿Cómo piensas hacerlo? Yo jamás te diré nada sobre mí.

-— Deja tus egoísmo y céntrate en recuperar a Bianca y por lo que puedo comprobar pedazo de ceporro, necesitas ayuda.

-— Ahora mismo necesito ir a casa. ¿Me llevas?

- Yo...yo no tengo carnet de conducir.

-— Vamos, ¿no me digas que a tu edad no dispones de carnet de conducir?

- Pues no tengo. Venga vamos llamaremos a un taxi so' borracho.

Laura me hace de reír y comprender lo mal que me estoy portando con Bianca. Si lo pienso bien, Laura lleva razón, ¿quién mejor que una mujer para ayudarme a recuperar el amor de Bianca?

Llegamos a casa, Laura saca mi billetera del bolsillo para pagar al taxista.
Seguidamente Laura me acompaña hasta mi habitación.

-— Pasa por favor no hay nada que no puedas ver.

-— No sé si pasar, no lo veo correcto.

Laura hermosa que somos dos personas adultas. Ven pasa y siéntate en la cama.

Echo un vistazo a Laura comenzando a reírme por la manera de ponerse roja y sentarse en la alfombra.
La imito y me siento con ella después de haberme duchado, cambiado de ropa y haber ido a por unas cervezas.
Tomo asiento a su lado, permanecemos en silencio un rato hasta que por fin decido contarle lo que por tantos años me está matando y a la vez voy alejando a Bianca por miedo a ver su reacción.

—- Héctor, ten confianza en mí y saca esa espina que te impide dar el paso para pedirle matrimonio a Bianca. ¿Porqué la quieres? ¿No?

-— Estoy perdidamente enamorado de ella.

-— Joder, pues colega ya te vale dejar que se vaya con tu primo queriéndola tú. Entonces eres más cobarde de lo que imaginé.

- No es fácil Laura.
Desde niños, siempre hemos jugado juntos, estudiamos en el mismo colegio. Hemos compartido muchas cosas juntos.

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora