Era un día como cualquier otro, mis abuelitos y mi mamá se levantaban temprano para limpiar, barrer, sacudir...
En ese entonces, yo tenía un pobre conocimiento de la palabra de Dios, pero aún así seguía siendo una pecadora. Esta misma noche mi madre y yo fuimos a una iglesia evangélica de mi pueblo. Me sentí la persona más rara del todo el mundo, mi vestimenta no era como la de ellos/as, yo era super diferente a ellos/as pero aún así me sonreían como que fuera unos de ellos/as.
Era una alegría inexplicable, no podría estar más felíz de lo que estaba, podía sentir que alguien me tomaba de la mano y yo no me soltaba. Terminó todo esa gran maravilla, la gran convivencia y yo salí como sonriendole a todos, pero a la vez como con vergüenza y quería salir corriendo. Mi mamá y yo salimos a cenar y hablabamos de lo hermoso es estar en contacto con Dios, como el Señor te cambia y como te fortalece.

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Jesús el aliento de mi alma.
SpiritualHace unos 3 meses una mujer tuvo la mayor bendición de la vida; poder asistir a una iglesia. Esos 3 meses fueron los mejores y serán largos y hermosos años de bendición. Espero que este libro les sirva de bendición y quiero demostrarles cuán grand...