Eres tú | Naruto Fanfic [Shisuihina]

Capítulo I: Hinata y Sakura.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momen al lector.

Hinata nació en una ciudad pequeña, alejada de la capital. Era la adoración de su padre Hiashi, aunque a él no le gustaba que fuera tan suave y amable, lo compensaba con sus gran inteligencia para matemáticas. Cuando Hinata demostró ser buena para combates de artes marciales, fue el orgullo de la familia Hyūga, junto a su primo Neji. El padre de su primo solía entrenar niños en un Dojo de artes marciales, Hinata y Neji constantemente asistían a las sesiones de entrenamiento que Hizashi Hyūga les programaba, en ocasiones Hinata no lograba superar a Neji, pero cuando llegaba a hacerlo, era feliz al ver que su querido primo Neji reconocía sus esfuerzos. 

La pequeña creció como cualquier otra niña y a los tres años conoció a quien se volvería su mejor amiga en preescolar, Sakura Haruno. Si le preguntabas a Hinata sobre sus amistades, tal vez no podría mencionar a alguien más que a Sakura, ella desde corta edad demostró no ser muy buena para entablar nuevas amistades, por lo que su numero de amigos era muy reducido. Conocía a Lee y Tenten, pero solamente por ser las amistades de su primo.

—Hinata, no olvides tu almuerzo— grito su mamá desde la cocina.

—Ya voy— la ojiperla regresó de inmediato con su madre, a la gran velocidad que sus pequeñas piernas le permitían.  Tomó la lonchera que su madre le extendía y rápidamente se despidió con un beso de su mamá para salir de casa de la casa.

Hiashi Hyūga la esperaba en el patio de su casa, la escuela quedaba a unas cuadras, así que su padre como todos los días decidía caminar. Hinata mentiría si dijera que no le gustaba caminar junto a su padre, en realidad le fascinaba poder tomar su mano y obtener respuestas cada que le preguntaba por algún árbol o pájaro desconocido para ella. Hinata estaba aprendiendo a conocer el mundo de la mano de su padre, lo mejor que podía desear la pequeña.

Su padre tomó su mano para llevarla a la escuela —Esfuérzate, Hinata.

—Sólo es preescolar— murmuró apenada.

Cuándo cumplió cinco años, su padre le compró una bicicleta y le enseñó a andar en ella. Hinata era la niña más feliz, todas las tardes salía a pasear. Algunas veces, si su tío llegaba, podía pasear junto con Neji, y si se esforzaba en convencer a su madre, lograban que los padres de Sakura accedieran a llevarla al parque junto con ellos. Existían días en que se lastimaba las rodillas al caer de la bicicleta, pero siempre era recompensada por las tiernas caricias de su madre, al igual que sus lindos besos. 

Un día como cualquier otro, Hinata regresaba feliz en su bicicleta después de haber paseado, su padre estaba trabajando y su mamá ya había preparado la comida. Fue muy amable que su tío se hubiera ofrecido a llevarla a ella y a Neji al parque, y que después la dejara sana y salva en la comodidad de su hogar. Lo único malo de estar fuera de casa, es cuando no podía ver a su madre, la mujer más maravillosa que el cielo le pudiera presentar. 

—La comida el día de hoy está deliciosa— elogió la pequeña Hinata, su madre acarició su cabello cuando se levantaba de la mesa para recoger su plato y servirle otra porción. 

Su madre sonrió feliz —Me alegro mucho.

Ambas comían tranquilamente, pero los ruidos de la puerta llamaron su atención. Alguien intentaba forzar la cerradura para entrar, Hinata observaba como su madre miraba con disimulo detrás de la cortina. Le ordenó que fuera a encerrarse. El comedor era una de las primeras habitaciones a las que accedías entrando por la puerta principal de su casa, Hinata no sabía si era correcto irse y dejar a su madre, presentía que la persona que no tocaba la puerta no era su padre.