Xaviera está echada en el sofá del salón de Bárbara. Se despereza la resaca con el brazo dormido sobre su frente. Las persianas –subidas hasta su límite– son cómplices de la apertura total de las ventanas. Siente un picotazo de mosquito en el cuello, reciente, hinchado y pulsante. La boca le sabe a agua de mar y torreznos. El brazo le pesa como un saco de hormigón y lo siente de mentira. Cuando suele tener ese hormigueo puntiagudo, le da miedo moverse por si no nota la rotura del hueso.
Espera un rato, se estira como un gato y acaba por levantarse. El recuerdo confuso de Bárbara encendiendo todas las luces y saludando a su madre le perturba. El dolor que incuba en la barriga le pincha un pensamiento claro. ¿Cómo ha llegado a ese salón? Ni siquiera es capaz de recordar si tiene que ir a algún sitio ese día. Es miércoles, se insiste de pronto.
Atina a dar con el baño y echa el pestillo por dentro. Deja correr el agua en el lavabo, que cae directa al sumidero oxidado. Siente la piel acartonada y la boca tan pequeña que apenas consigue contener el aliento. A través del espejo, vigila por encima de su hombro derecho. No está. Hoy no está. ¿A dónde va cuando no está con ella?
Ahueca la mano y contiene todo el agua que le cabe en ese trozo de la palma. Se enjuaga la boca, escupe, cierra el grifo y busca una toalla de mano con la que secarse la barbilla. Los bordados de girasoles la reciben y Xaviera repara en la decoración algo sobrecargada del baño.Arrastra los pies descalzos por el frío de las baldosas y se sienta en el inodoro, con el peso de una noche pegada a un micrófono y risas sinceras con desconocidos cuyas caras empiezan a estrellarle la memoria. Al fin encuentra la razón de su jaqueca hueca. Entierra la cabeza entre sus rodillas. Se queda unos minutos así y después recuerda que no tiene que entrar a trabajar hasta las tres de la tarde. Mataría por una ducha y algo de desayunar, pero para eso tiene que averiguar si Bárbara está en la casa. No se atreve. Prefiere no comprobar si Bárbara es un ser real.
La puerta principal chirría como un loro furioso. Xaviera levanta la cabeza y estira las orejas, alerta. Pasos hasta el salón. Pasos de pantera monarca.
–¿Xaviera?
Bárbara se deshace de las llaves y carga con una malla de naranjas, varias bolsas de plástico repletas de comida y una sonrisa extraña en la cara. Xaviera sale del baño y le saluda desde su lado del pasillo.
–Buenos días.Se quedan en esa distancia: una apoyada en la pared puntillosa de gotelé, y la otra cortándose la sangre de los dedos con el peso de las naranjas. Bárbara chasquea los ojos y desaparece rumbo a la cocina. Xaviera le sigue.
–¿Te ayudo con eso?Aparece. La presencia aparece sin mover nada a su alrededor. Está junto a Bárbara. Xaviera se aprieta suave el codo.
–No, no hace falta. Más bien, aprovecha y dúchate en lo que hago zumo y café. ¿Cómo tomas el café?
Xaviera se encoge de hombros. No le gusta el café.
–Como tú lo tomes.
Genaro, el ente, permanece junto a Bárbara. Genaro, lo llama como al gato de su abuelo. Quizá no sepa que está a un paso de ser traslúcido. ¿Nos volvemos todos así?
–Hay toallas en el mueble junto a la bañera. Cógeme ropa limpia. Algo te irá. Mi cuarto es el que está junto al baño –empieza a trastear por los armarios de la cocina. Xaviera dilata el momento de irse a la ducha, no quiere dejar sola a Bárbara con Genaro–. Oye, ¿el pan con aceite te gusta? –Xaviera junta el entrecejo. Mira con disimulo a Genaro, ¿por qué sigue ahí?–. Para desayunar digo –Bárbara se rasca una aleta de la nariz y luego busca en uno de los cajones hasta dar con una cajetilla de cigarrillos. Está vacía. Maldice–. ¿Hasta qué hora trabajas hoy?
–Hasta las nueve y media.
–Vale. Pues venga. ¡A la ducha! Mi hermano viene a cenar a eso de las diez y tenemos muchas cosas que hacer antes de que te vayas a currar.
Genaro pasa entre ellas y desaparece hacia el balcón del salón. Xaviera se queda fría de cuerpo. Se rasca la nuca y se le seca la boca.
–Te acuerdas de lo que hablamos ayer, ¿no?
–Sí, claro –miente Xaviera.
ESTÁS LEYENDO
Gracias por venir
خارق للطبيعةUna mañana Xaviera se despierta con la presencia de un ente paranormal a los pies de su cama. En el camino por descubrir la identidad de la presencia, conoce a Bárbara, una extraña mujer que afirma ver a su madre, fallecida hace meses por una larga...