Salí de la casa de los Baylee a buscar a Anne.
Creo que no me había sentido tan pero tan mal, en mucho tiempo...
¿Qué clase de perra soy?Llegué a casa de mis suegros, y la ama de llaves abrió la enorme puerta para mí.
Me dijo que Anne estaba en su habitación, y sin pensarlo, subí llena de desesperación a buscarla; necesito sentir un amor similar al de mi madre, necesito de alguien que me escuche, alguien que no me juzgue por lo que he hecho... aunque bien sé que lo merezco.—¿Anne? —le llamé, entrando en su habitación.
Ella entró del balcón con un libro entre sus manos, y quitándose sus gafas de leer, me preguntó preocupada:—¿Estás bien, linda?
Corrí a sus brazos suplicando por un abrazo, y me derrumbé en llanto. Anne acarició mi cabello con ternura y me abrazó tan fuerte como lo necesitaba.
Cuándo era una niña, nunca pensé en convertirme en esto; en un monstruo. Yo de verdad quería ser buena, me imaginaba recorriendo el mundo junto a mamá, siempre riéndonos del pasado y de cómo juntas logramos salir adelante, pero... todo se me arruinó de la noche a la mañana. Mis sueños cayeron al suelo y ellos los escupieron, los pisotearon hasta quebrarlos. Me llené de odio, la rabia por haberme quedado sin nada me consumió, y durante tantísimo tiempo, sólo pude pensar en verlos derrotados ante de mí. Se me olvidó quién era yo realmente, y de toda esa desgracia, nació esta horrible mujer; Katrina Montekbull. Una persona despiadada... una asesina.
Le conté lo que sucedió y ella simplemente me escuchó, reservándose tantas críticas que merezco. Me regaló lo más preciado que se puede dar, su tiempo y su empatía...
—... ya, cálmate. Ven. —Me tomó de la mano y me hizo sentarme en un sofá junto a la ventana. Se puso de cuclillas frente a mí, y sin soltar mis manos, dijo con tranquilidad: —Lo que hiciste está mal, muy mal, pero no voy a juzgarte. Prometí no hacerlo y voy a cumplir. ¿Okey?
—Lo sé, Anne. Lo sé. Alessia dijo que esa chica tenía un niño de seis años, y ahora lo he dejado huérfano —lloré desconsolada —. Asesiné a su madre por una injusticia, así como esos misóginos lo hicieron un día conmigo.
—Katrina, estás destruyéndote...
—No me importa, juré hacerlo aunque eso me termine matando a mí también. Pero no puedo evitar sentirme mal. Es estúpido... no debería de importarme pero lo hace, ¡carajo, soy mala! Soy una mala persona, la peor.
—El arrepentimiento no es sólo lamentarse, es cambiar —murmuró —. Debes de parar, y ahora.
—No puedo hacerlo, por favor entiende que ya no puedo parar. —Me levanté del sofá y salí de su habitación, y luego de su casa.
Caminé por varios minutos sin rumbo; no quiero ir al taller y mucho menos a casa, lo único que quisiera en este momento, es poder devolver el tiempo y no haber sobrevivido.
—Hey, Katrina —me llamaron a mis espaldas y me giré de inmediato.
Es Joanna...—¿Hola? —le saludé confundida.
—¿Qué haces aquí? —curioseó, alejándose de sus amigas (incluida la hermana de Alessia) y, acercándose a mí.
—Nada... sólo... sólo caminaba para despejarme un rato —le contesté tratando de sonreír —. ¿Y tú? ¿Por qué no estabas en clases?
—La profesora de filosofía no asistió hoy, entonces nos fuimos a almorzar. Ya estamos libres de esa tortura —me explicó sonriente.
—¿Y te has divertido? —le pregunté.
—Sí, almorzamos comida muy grasosa y eso me hace feliz —comentó con mofa y ambas reímos.
—Vale, ve a divertirte un poco. —La abracé y besé su cabeza con cariño. Y no... no lo hice por quedar bien, esta vez me nació hacerlo.
Ella sonrió y cuando se empezaba a alejar, le dije: —Joanna... espera... ¿qué te parece si vamos al cine y después a divertirnos un poco?Mi hija se volteó con una enorme sonrisa, me miró asintiendo, se despidió de sus amigos y se apuró a abrazarme de nuevo.
No quiero soltarla, no quiero que mi niña se aleje de mí otra vez...—¿Qué es lo qué te pasa hoy? —demandó, y acariciando su mejilla le respondí:
—No lo sé, ya sabes que mis cambios de humor son cosa de horas.
Fuimos al cine y disfrutamos del estreno de una película de terror y gritamos en más de una ocasión, es de las mejores que he visto.
Después, nos dirigimos a un parque de diversiones, y aquí estamos, muriéndonos de la risa cómo nunca antes lo hicimos juntas...Joanna es tan igual a Lucy Carlin, que no puedo evitar que la nostalgia me invada; llena de sueños, con un gran corazón y siempre yendo por la vida con una sonrisa. Nunca permitiré que alguien la lastime tanto como lo hicieron con mi vieja yo... ¡nunca!
Hicimos tantas cosas juntas que la tarde se nos pasó volando y cayó la noche y nos fuimos a casa. Liam no ha llegado, supongo que sigue en su oficina trabajando...
—Esta pizza está deliciosa —aludió Joanna a la pizza que pedimos hace un rato, dándole otro mordisco.
—¿Quieres escuchar música? —le pregunté, y al verla asentir, me levanté y encendí el equipo de sonido a todo volumen.
Rolling in the Deep* de Adele comenzó a sonar, y Joanna empezó a tararearla con sentimiento.
Se levantó también, me tomó de las manos, y en un abrir y cerrar de ojos, ambas estábamos cantando y bailando por toda la casa.
Había olvidado cuánto me gustaba cantar y bailar cuándo tenía su edad...La canción terminó y reímos un montón.
Nos miramos un par de segundos sin soltar nuestras manos, y ella dijo:
—Nunca habíamos estado tanto tiempo juntas. —Sus ojos se cristalizaron, y con un nudo en la garganta, murmuré:—Tal vez no lo demuestre, pero por favor nunca dudes de lo mucho que te quiero. Sé mejor que nadie que no soy la mejor. Soy grosera, fría, histérica, insoportable y poco compasiva, pero, tú eres mi niña, y eso no puede cambiar porque eres parte de mí. Perdóname por tantos errores, mi amor, quizá algún día me puedas entender...
—No quiero volver a estar tan lejos de ti, mamá —musitó entre lágrimas y la abracé lo más fuerte que pude.
Me ha llamado "mamá" por primera vez en muchísimo tiempo...
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Operación Katrina© || TERMINADA
RandomLucy murió y nació Katrina Montekbull. La mujer de hielo, aquella que vive únicamente para cobrar venganza. A muy corta edad rompieron su corazón y robaron su inocencia de la manera más cruel, ahora deben de pagar una a una cada lágrima. Crearon un...