Una a una las horas se grababan en mí, expectante de un cambio y sometido por el paso de estas, durante la más oscura noche donde la luna no parecía asomar sus narices dejando la tierra bajo el control de los demonios, ahí fue donde encontré las pesadillas.Horribles sueños de una marioneta dominada por miles de hilos que pasará al olvido.
Juntos contemplábamos el amanecer en el árido desierto, sobre las rocas y a tu lado, guardaba el silencio atrapado en mis labios mientras le hablabas al viento, el que acogía tus confusas palabras, arrastradas por la cálida brisa hacia la nada misma.
Las lágrimas caían de tus ojos mientras te levantabas y te ponías de pie frente al dantesco paisaje contemplando esta creación de arena y fuego.
Las rocas del infierno irradiaban vehemencia, pero lentamente se apagaban y comenzaban a tornarse húmedas por tu llanto y tus penas, de la tierra crecían las rosas que se teñían de rojo, era la sangre de tu cuerpo que caía como una fina cascada hacia el abismo sin fin, cual velo ensangrentado tornaba en llamas los siglos del desierto donde toda la erosión en el paso del tiempo se estremecería ante tu muerte amada mía.
Tu cadáver postrado a mis pies dejó las grietas del granito, abrió los cielos y desmoronó los suelos, algo en ti seguía vivo, tu corazón no es el único que late. ¿Qué me ocultabas amada mía?
La vida en tu interior prevalece a tu muerte.
Intento salvarte, intento llegar, pero tu aliento ya se extinguió y murió el ser de tu interior, mueres tú.
Estoy de rodillas ante las colinas del infierno sosteniendo a quienes fueron dos almas, los gritos desgarradores rompen en mi garganta y todos los dolores que pude haber experimentado no se comparaban a ese momento.
El demonio sonríe en su trono y con su oscura mirada retorno a la realidad.