Capítulo 35

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Es muy detallado. Quiere que sea como un libro de bolsillo, o un regalo, ¿sabes? Él se incorporó y se volvió hacia el.

—Jungkook, esto es brillante, brillante. Jungkook sintió una mezcla de pánico, alivio y atracción.

—Seguramente no usará mis dibujos. Sólo quería una muestra para enviarle al editor para que tengan una idea del formato.

—¿Y qué pasa con los cuadros?¿Vas a incluirlos también? —miró hacia la pared, donde colgaban cuadros de las mismas flores; una mezcla de precisión y dramatismo artístico. El nunca habría hecho eso. Podía enviar los dibujos porque no eran más que ilustraciones anatómicas que había hecho como parte del estudio. Por eso lo había llamado su profesor. Siempre obtenía puntos extra por los dibujos detallados que había hecho en su cuaderno de laboratorio, pero eso no era arte.¿Pero a quién quería engañar? Aquellos dibujos le habían costado sangre y sudor y había vertido su alma en ellos.

Entrelazó las manos y tensó los músculos para aliviar el efecto de la adrenalina. Lo único que quería en ese momento era correr hacia su habitación y esconder la cabeza debajo de la almohada.

—No.

—Deberías. Son increíbles —Jimin sonrió. Jungkook se alegró al ver su reacción positiva, pero aún quería sacarlo de allí. No quería que esa parte de su vida saliera a la luz. Él no paraba de hacer preguntas y de mirarlo todo.

—Entonces todas las flores tienen un significado. ¿Y qué dijiste que era yo? ¿Un tulipán? El hizo una mueca. Lo vio buscar en la lista y detenerse junto a la entrada de la flor. Entonces esbozó una sonrisa.

Amante perfecto.

Jimin levantó la cabeza y lo miró a los ojos.

—¿Eso crees? La ansiedad que Jungkook sentía se desvaneció bajo aquella mirada abrasadora. Cuando él lo miraba de esa manera no podía pensar sino en lo mucho que lo deseaba. Embelesado, trató de contestar.

Quería decir «quizá» de una forma provocativa y juguetona para darle ánimos, pero las palabras no le salían. Él dejó el borrador en la mesa y se acercó un poco.

—¿Quieres comprobarlo? El llevaba toda la semana deseándolo, soñando con ese momento. El rostro de Jimin se iluminó y sus labios esbozaron una sonrisa maliciosa. Se acercó un poco más.

—Creo que debemos. ¿No crees? Jungkook entreabrió los labios, pero ningún sonido salió de su boca, así que dejó hablar a su cuerpo, yendo a su encuentro al tiempo que él daba el último paso adelante y cerraba el espacio que había entre ellos. Jimin lo agarró y lo atrajo hacia sí. El bajó la vista y ladeó la cabeza, entregándose a su calor. Pero él no lo besó en los labios, sino que enredó las manos en su cabello y lo besó en el cuello.

Empezó justo debajo de la oreja y descendió poco a poco hasta hacerle gemir de placer. Entonces lo agarró con más fuerza y empezó a acariciarlo con manos calientes. Jungkook quería besarlo, probar su sabor, pero él estaba fuera de su alcance. Echó hacia atrás la cabeza y cerró los ojos. Lo único que podía hacer era apoyarse contra su musculoso cuerpo y dejarse envolver por aquel remolino de sensaciones. Él deslizó los labios por su piel, dejando un rastro de fuego a su paso. Jungkook empezó a respirar con dificultad y se dio cuenta de que necesitaba mucho más de él. Jimin levantó la cabeza, como si hubiera notado aquel cambio sutil. El abrió los ojos y vio su rostro sonrojado.

—No finjamos más, Jeon. Este juego ha subido de categoría y ahora jugamos totalmente en serio.

Una tentadora propuesta | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora