capítulo 2

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Terminé mi desayuno y miré fijamente a Rick, al parecer el notó mi "disimulada" mirada, y lo incomodó

—¿Qué pasa ___?—Preguntó algo incómodo

—¿A dónde quieres que valla contigo?

—Ahh, es una sorpresa, solo ven a las 8:30 pm a el parque que queda cruzando el callejón que lleva a la estación de tren—él finalizó su desayuno y salimos de la cafetería, yo por supuesto con mi hermosa muñeca de porcelana en la mano, iría a déjala a casa

Caminamos un rato por la vereda mientras hablábamos de cosas sin sentido o algo que nos interesará.
Cuando cruzamos una parada de autobús algo antigua y abandonada, puesto a que ningún autobús pasa por ahí. Nos separamos cada uno por su camino, pero antes de irnos lo escuché susurrar

Espero que te guste lo paranormal

Me giré a verlo mientras caminaba de espalda, el me miró y caminó de espalda también, me sonrió y se encogió de hombros, me giré pensado en que si un auto pasará por aquí podría atropellarme, puesto a que estoy en el medio de la calle.

Llegué a mi casa y la cosa no estaba muy bien que digamos, habían más personas.
Con pasos firmes fui al living, en donde Walter, el hermano de Rafael, y alguno de sus amigos estaba mirando la tele mientras tomaban un trago whisky escocés, probablemente y comían.

Cuando pasé por delante de la tele en la cual veían el partido de fútbol, me lanzaron su comida, cuál eran maní, palomitas y pizza para que me corriese.

Nada llegó a manchar mi ropa, pero por favor, estoy en mi casa.
Furiosa, desconecté la tele y tiré su cable lejos del enchufe, aunque no tanto, el cabello aún está conectado a la televisión. Son todos unos vagos, seguramente le tome un siglo levantarse e ir a enchufarla.

—¿Por qué hiciste eso?— preguntó indignado, Walter

—¿Qué no es obvio?, No pueden venir a mi casa y tirarme comida.—Dije ignorando sus demás quejas y subiendo las escaleras rumbo a mi habitación.

A mitad de pasillo miré a la muñeca fijándome que no haya sido manchada con la salsa de la pizza que esos bastardos me tiraron.
Al ver que la muñeca no tenía ni una sola mancha, formé una sonrisa ladina y entre a mi habitación.

—¿¡PERO QUE MIERDA!?—Grité enojada, no, furiosa al ver la escena

Mi cuarto estaba manchado de pintura rosa, manos en las paredes llenas de lodo y el piso manchado con comida. Mis juguetes, algunos los habían roto y otros estaba tirados y manchados con lodo.
Las responsables de esto son las hijas de los amigos de Walter
Las agarré de las orejas y las tiré, literalmente, tiré para afuera de mi habitación.

Mirando la hora, traté de arreglar lo más que pude mi habitación, quedó más o menos ahí, primero procuré quitar la manchas de pintura y lodo, pero mi ropa quedó toda manchada.

Son las 11:29 am, tendría que darme un rápido baño y estar listo lo más rápido posible.
Antes de ir a bañarme nuevamente coloqué a la muñeca en una de las estanterías más altas y se fue a bañar.

Salió apurada, faltaba un cuarto para las doce del mediodía, buscó entre su ropa otra calza, una negra y unos zapatos blancos, una polera roja y una campera gris encima. Rápidamente peiné mi cabello y me perfumé, miré mi rostro en el espejo de mi habitación. Tomé lo necesario y salí directo al colegio.

No llegué a tiempo, llegué 6 minutos exactamente retrasada.
Pero no sé si tengo muchísima suerte, pero la clase de primaria en el cuál está el mocoso al que debo cuidar estaba terminando un trabajo por lo que no saldría durante unos minutos.
Mientras tanto chequé mi celular. Tenía llamadas pedidas de Yamila.

La Hija del fabricante de juguetes [Candy Pop y tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora