El dolor disminuyó con el paso del tiempo. Los gritos, los arañazos, la ira y la sed de venganza se convirtieron en meros recuerdos vacíos, recuerdos que se adhirieron a su mente hasta lo más profundo de su ser.
De primera solía llamar a sus seres queridos, en especial a Ran, gritaba por auxilio, inclusive trato de escapar más veces de lo que podía recordar, sin embargo era inútil.
Aún recuerda en sus ratos de descanso el como comenzó la tortura. Estaban en el parque y ya era una hora adecuada para el almuerzo, así que Ran le había llevado a un restaurante, es en eso que durante un lapsus de distracción por parte de la joven mientras entraban al local, que todo se transformó en una gran oportunidad de oro para ellos.-¿Mas arroz Conan?- pregunta con una sonrisa Ran. Este acepta devolviéndole el gesto, pensando para sí mismo cuanto han cambiado las cosas, en cuanto le amaba.
El le amaba con locura, con un amor insano podría decirse, tanto así que decidió hacer esto.De pronto, una vez roto y casi agonizante, decidieron dejarle libre, que volviera a casa... Quizás todo esto era plan de ellos, pero no sé arrepentiría.
Ya han pasado unas horas y los habitantes del lugar están durmiendo plácidamente, es hora de atacar.
¿Que sucedería si decidiera no hacerlo? Ella no lo merecía, pero esa sensación de anhelo de sentir su sangre correr por sus manos era un placer no experimentado que deseaba con locura.
Camino hasta los pies de la cama de la chica y pensó en su amor por ella, en cada momento, en cada instante, en cada segundo y en cada palabra, pero... Apuntó el gatillo y disparó sin más, sabría que con el silenciador puesto el hombre no se despertaría.
Camino con suma tranquilidad hasta la sala de estar, tomando el teléfono y marcando el número de la policía.
-¡Alguien ha entrado a la casa!- comenzó, tratando de sonar lo más asustado, infantil e histerico posible.
Fue hasta su habitación compartida, observando a hombre dormir, pidiéndole perdón silenciosa y suavemente antes de marcharse del lugar. Una vez fuera de la agencia se detuvo a contemplar el cielo nocturno y dijo a la nada:- quizás no te amaba como debió ser... Solo sé que no me arrepiento de haberme deshecho de tí.
Limpió un poco la sangre salpicada en su remera y se alejó de allí, desapareciendo en la oscuridad.
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No me arrepentiré.
FanfictionNo importa cuánto le amaba, jamás sé arrepentiría. Detective Conan fanfic.