Capitulo III

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Eran las 5:00 de la tarde cuando escuché la puerta de mi habitación abrirse, era el Dr.

¿A qué habrá venido?

_¡Hola, amigo mío!

Dijo el doctor Carlos.

¡Mira lo que te traje, son tus dulces favoritos! Es para que te recuperes más rápido, pero no te daré en exceso, ¡tampoco quiero que te de diabetes por consumir dulces! así que, esta vez, solo te daré dos...

- Hola Dr. ¿qué es lo que está haciendo?

Exclamó la enfermera Carmen.

_¡Enfermera Carmen, por poco me mata de un susto! ¿qué hace aquí?

- Vine a darle al paciente su medicina y también para acomodarle la almohada, como siempre lo hago.

Dijo Carmen.

_¡Tan linda usted! Oh, mira, ¡tenemos visitas!

Señaló hacia la puerta el Doctor Carlos.

- Disculpe, ¿es usted el Dr. Carlos?

Preguntó Leonel.

_Así es, ¿puedo ayudarlo en algo?

Contestó el Dr. Carlos.

-Si, solo vine a ver cómo ha estado mi amigo.

Dijo Leonel.

_ Tu amigo sigue igual; lamento que no pueda otorgarte el acceso, pero no son horas de visita; tendría problemas yo si el guardia te ve...

El Dr. Carlos tocó su hombro y lo encaminó hacia la puerta.

-Está bien, Dr.; ¡no se preocupe, vengo mañana a visitarlo!

Dijo Leonel.

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Yo no podía creerlo, ¡en mi habitación ocurrían cosas muy extrañas! siempre sentía la presencia de alguien a mi lado, pero siempre estaba solo...

Recibía visitas en la mañana y en la tarde, la enfermera Carmen, venía a contarme de su amor prohibido por el Dr. Carlos; quien, a su vez, solo venía a darme dulces... Él se sentaba en esa silla a observarme por horas y horas hasta que se retiraba a tomar un café o a visitar a otros pacientes o a dormir, quién sabe...

Amor y ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora