Primer Día

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Los primeros días me gustaba hacer un estudio de los campistas. Estábamos en verano, ¿y qué pasa en esta estación? Pues que solemos tener más complejos. ¿Por qué? Porque hace calor, y eso significa ir a la playa, a la piscina, ponerse pantalón corto, camiseta de manga corta... Y es ahí cuando sale todo. 

No me hace falta preguntarles que les pasa, se les puede ver perfectamente. Ahora mismo, desde donde me encuentro (sentada en el borde de la piscina) veo que ya hay algunas personas que se han quitado la toalla de encima y están en la ducha para meterse en el agua. El resto están todavía con ella puesta, por vergüenza seguramente a enseñar su cuerpo. Ya sé por quienes tengo que empezar. 

No les voy a obligar a quitárselas, quiero que sean ellos mismos los que lo hagan. 

-Venir chicos.-les dije a todos señalando el borde de la piscina.-Sentaos. 

Los que se habían duchado vinieron a paso rápido, y los que aún todavía no se habían quitado la toalla, estaban nerviosos. 

-Meteros mejor en la piscina.-dije. 

A lo mejor, de esa manera, conseguiría que se soltasen un poco más. Intenté llevarme toda la atención de los que estaban dentro a mí, de esa forma, el resto tendría vía libre para ducharse y no avergonzarse tanto.

Esperé a que se metieran dentro y seguí hablando.

-¿Veis esta pelota?-les pregunté cogiéndola.

Asintieron con la cabeza.

-Bien, pues con ella vamos a jugar a un juego. Es fácil. Lo único que tenéis que hacer es lo siguiente.-la apoyé en el suelo.-Yo os la voy a ir lanzando, y a quien le toque, tiene que decir algo que quiera ser o quiera tener. Puede ser tanto como personalidad, como físico. 

Se miraron con caras extrañas, pero aún así seguro que podrían contestas a la pregunta. ¿Quién nunca ha pensado en como sería si tuviera más pecho? ¿O más culo? ¿O si fuera más sociable? ¿Más gracioso? ¿Quién no?

Esta actividad me ayuda a saber por donde tengo que coger el asunto en general. Individualmente lo suelo hacer de otra manera. Obviamente no lo apunto. Si lo hiciera, no transmitiría la confianza que quiero transmitir. Quiero que confíen en mí, que me vean como un apoyo en donde llorar o abrirse y contar lo que les pasa. 

-Bien. ¡Empezamos!-anuncié.

Le lancé el balón a una chica que estaba muy alejada del resto. Quería saber lo que se le pasaba por la cabeza. 

Cogió la pelota y se me quedó mirando, sin saber que decir. Le respondí con una sonrisa de amabilidad y de buen rollo, no quería que se cerrase en sí. 

-Em...-calló.

-Que no te de miedo a decirlo. Todo, aunque parezca una tontería, sirve para este juego.

Estaba rígida con el balón entre las dos manos. Tenía que relajarse. Venga, relájate. 

-¿Cómo te llamas?-pregunté.

-Blanca.

Asentí con cara interesante. Venga Blanca. 

-Blanca, que nombre más bonito.-sonrió.-A mí de pequeña me gustaba ser como una modelo.

Era verdad, de pequeña quería tener el cuerpo que tenía las modelos. Tan delgados, tan definidos... ¡perfectos! Hasta que me di cuenta el sacrificio que llevaba aquello y que no todo el mundo podía. Y después estaba las actrices, que a la mitad le retocaban el cuerpo con PhotoShop. Allí fue cuando me di cuenta que mi cuerpo era normal. ¡Todos los cuerpos son normales! ¿Entonces por qué me tenía que avergonzar? 

-Yo quiero tener un poco más de carne.-soltó, eso hizo que saliese de mis pensamientos.

Quiero tener más carne... eso significa que no esta a gusto con su cuerpo. Es más, si no me equivoco, era una de las que estaba con la toalla puesta. 

-Pasa el balón.-le dije con los brazos abiertos para recibir la pelota.

Esto era para abrirse un poco más al resto, aún no iba a dar consejos. Eso prefería dárselos en privado. Más íntimo. 

Lo hizo. Esta vez se lo lancé a una chica que estaba al lado mía.

-A mí me gustaría ser más sociable. Tener amigos por todos lados y salir todos los días.

Me la devolvió. Ese caso lo solía tener mucha gente, entre ellas yo. Mi adolescencia consistió en ver series y más series. La gente decía que desperdiciaba mi juventud, pero yo siempre les respondía que no. Me lo pasaba bien haciendo eso, y no necesitaba estar saliendo siempre para pasármelo bien. A mi la fiesta no me gustaba, y me seguía sin gustar.

La lancé a un chico que estaba apoyado en la esquina.

-A mí me gustaría ser menos vergonzoso. Y ser un poco más valiente.

¿Valiente? Seguramente querría decir algo de lo que no es capaz de hablar. O de admitir. ¿Miedo? Puede ser. 

-Pasa el balón a otro compañero.-le dije antes de que me la devolviera. 

La lanzó a una chica que estaba en la otra punta.

-Quiero tener una cara bonita, sin necesidad de tener que maquillarme todos los días.

Pasó la pelota a un chico que estaba a su lado.

-Yo ser un poco más divertido. 

Seguidamente se la dio a la última chica que quedaba.

-Ser más delgada.

Me la devolvió, poniendo fin al juego. 

-¿Os ha gustado?-les pregunté. No esperé a sus respuestas, directamente les di paso para que se bañaran. 

Me puse de pie, y guardé el balón en el almacén. Salí a fuera y pude ver que estaban cada uno por su lado. Volví al armario y saqué de nuevo el balón.

-¿Queréis jugar con la pelota?-se las lancé y uno de los chicos saltó a por ella.

Poco a poco el resto de campistas se les fue uniendo y empezaron a jugar con el balón. Me senté y me quedé mirándolos. No pude evitar sonreír. Mañana empezaría con los consejos.

1,2,3... ¡Quiérete!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora