Capítulo 15

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Me monto en mi auto comenzando a conducir como un loco. Me resulta muy complicado poder parar lo que siento aquí dentro de mí pecho.
Este maldito órgano que me mantiene vivo, también me va volver loco.
¿Qué me pasa?
Debo mentirme a mí mismo y hacer como si todo lo que proviene de Laura no me provoca nada.
Ella es la mujer que soñé, no es un capricho, es la clara invitación que le hace mi corazón para que se adentre en él y no salga jamás.
Cada vez me resulta más difícil controlar estás emociones parando las intenciones de querer besarla, poder complacerla.
Me estoy enamorando de Laura.

Ella me ha hecho olvidar aquel sentimiento que tenía hacia Bianca, ahora la veo como mi amiga.
Solo pienso en ella, en poder contar los minutos para poder estar cerca de Laura.
De momento tendré que conformarme con soñar con ella, hasta que llegue el día que sea para mí solito.

Perfecto, ahora tengo una erección. Lo que me faltaba para entrar con la batería cargada.

Expulso el aire comenzando a caminar hacia el ascensor.
Dentro hay varias mujeres hablando entre ellas. Una de ellas no aparta su mirada de mí haciendo que me sienta un poco abochornado y agradecido de que esté bajando la erección.
Las puertas del ascensor se abren, y las dos mujeres salen, la más atrevida me mira con descaro. Es hermosa y tiene una mirada de tigresa con esos ojos grandes de color grises. Pero mal día ha elegido para mandarme un mensaje. «Sexo»

Acto seguido el ascensor se pone en marcha y por fin llego a mi oficina.
Saludo a los inversores, y tras intercambiar algunas palabras alentadoras damos comienzo a la reunión.

Horas después, y feliz de que todo me esté saliendo bien, me voy hacerle una visita a mi abuelo.
Quiero restregarle en los hocicos como voy ascendiendo sin necesidad de su ayuda.

Desde el día que descubrí su engaño, fui a buscar a mi madre, sin obtener lo que quería.
Han pasado los días y sigo estando lejos de mi madre.
Me tengo que conformar con verla desde lejos detrás de un mostrador espachando pan y dulces.
Siento un inmenso dolor de haber tenido enfrente mía en una ocasión a mi madre, y tener que aparentar que no la conozco.

— Qué tal Alois. — Como siempre el cinismo de mi abuelo hace que me replantee de despreciarlo más. Cómo tengo buen corazón, le hablo, eso sí, el por su camino y yo por el mío.

Bien, venía a decirte que mi proyecto para los nuevos modelos de coches ha sido aprobados. Cómo verás soy demasiado inteligente como para que me guíes de la mano.

— Eres ambicioso y eso me gusta. Así empecé yo...— La próxima vez me estoy quieto. Ahora se va poner a contarme historias de la guerra y lo mal que lo tuvo que pasar hasta obtener el imperio que tiene...bla, bla, bla.

— Bueno abuelo me las piro vampiro, que uno no tiene la cabeza para escuchar tus batallas.

— Espera un momento. ¿Porqué no ha venido Laura a trabajar?

— No sé, llámala y preguntáselo tú mismo, ¿no es tú empleada?

— Nunca vas a cambiar Alois. Siempre tan soberbio.

— Hasta luego abuelo.

Nada más cerrar la puerta de la oficina del cansino del abuelo veo a Héctor parado tecleando algo en su móvil. Camino hacia él dándole un toque en en  su hombro.

— En mi oficina 5 minutos y calladito que estoy seguro que menos arrugas te van a salir.

Sigo caminando hasta llegar a mi oficina. Espero unos minutos a que aparezca Héctor con alguna noticia o yo mismo me encargaré de que su velorio sea rápido.

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora