Rose

1.4K 84 2
                                    

Por más que lo intentara, la imagen de aquella pequeña, dulce, tierna y preciosa Rose, no se borraría de su imagen, el agua caía sobre su cuerpo desnudo, mientras sus rubios cabellos platinados se adherían a su cráneo, se apartó el mechón dorado de la frente y levantó la mirada…

Y es que la profesora Granger tenía razón…

"El tiempo no pasa en vano" – recordó su dulce voz y aquella frase tan extraña y tierna a la vez, la verdad es que había encontrado dentro de la profesora de Transformaciones, a lo más parecido a una madre, durante su primer año en el colegio de magia y hechicería, había tenido problemas para adaptarse al ambiente de aquel lugar, su padre le había aconsejado que no prestara atención a aquello, y la profesora Granger le había pedido que no se rindiera, que pronto haría amigos…

- Amigos.- murmuró bajo el chorro de agua, había creído encontrar a aquellos que le seguían, a unos amigos, pero se había equivocado, sabía que era su apellido que influenciaba entre ellos, se había convertido en el príncipe Slytherin en cuanto mencionó su nombre…

Y ahí estaba nuevamente la imagen de aquella castaña ojos azules, con esa dulce sonrisa de niña inocente, apretó los puños al recordar la forma tan patética en la que la había tratado…

Su única amiga…

Seguro lo odiaba ahora…

Rose se levantó de la mesa y se retiró, la verdad es que haber vuelto a ver a Scorpius Había removido muchas cosas en ella, le dejó a su hermano encargado el maletín, cuando se dispuso a dar un paseo por el colegio, seguro encontraría algo mejor…

Rose se detuvo, había estado dando vueltas y vueltas, hasta que se encontró en un lugar que no había visto nunca… vio los cuadros, estos no se movían… ¿Por qué…? Se preguntó, cuando se vio sorprendida, sus labios esbozaron una sonrisa… aquellas pinturas no eran mágicas si no…

- Retratos Muggle. – soltó la joven mientras se acercaba a uno y pasaba su mano sobre el marcó, madera de cedro bien pulida, bañada en esmalte…

- No creí que hubiera cosas Muggle en este colegio.- la castaña se sobresaltó y se giró para encarar a su visitante, los ojos de la muchacha se volvieron profundos, misterioso… siniestros…

- ¿Qué haces aquí? –preguntó la castaña.

- Este también es mi colegio…- soltó la masculina voz.

- Hmp.- la chica se dio media vuelta, echó un último vistazo al cuadro y se dispuso a marcharse, sin volver a ver a su acompañante inesperado, pero Rose se sobresaltó al sentir una fría mano entrelazándose de contrabando entre sus dedos.

Pansy se sentó en la vieja silla, tenía a su comadreja amante frente a ella, embobado, suspiró, tenía que decirle a Ron lo que había pasado entre ella, su esposo y que él había sido solamente un juego…

Al principio.

Por qué ahora, en medio de la soledad, el dolor y la desgracia, lo consideraba más que un peón para los planes de su marido, una esperanza, algo que había estado buscando después de unos meses de matrimonio con aquel al que creyó amar.

Theodore veía sobre el ventanal, dentro de aquella mansión levantada entre grandes piedras de mármol, veía de reojo el horizonte, había pasado tanto, pero tanto tiempo… desde la última vez que le vio…

Bajó la mirada, su enmarañado cabello oscuro ahora bien peinado, mientras sus oscuros ojos solamente reflejaban el dolor que su alma sentía en aquel momento…

Tenía una carta entre las manos, suspiró cansinamente, mientras le daba la espalda a su escritorio de madera negra…

Bajó la mirada y leyó la hoja…

El Pasillo de los AmantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora