Capitulo 3: Esto sera lo mejor 1/2

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No podía reanudar el sueño, y tampoco quería hacerlo, tener otra horrenda pesadilla no estaba en mis planes de esta noche. No, no, no. Me levantó de la de un salto, tambaleándome me encamino hasta la cocina apoyando mis manos en las paredes para no perder el equilibrio. Una vez que ya me siento mejor y no mareada me suelta de las paredes y echo a correr.

Una vez abajo camino hasta la cocina y enciendo la luz, lo primero que veo es una cabellera rojiza larga y rizada. Johanna, pensé al instante. La ya mencionada se encontraba sentada en una silla de madera con una taza de café en las manos llena de un líquido color negro, tenía cierto aroma exquisito que me encantaba.

-¿Qué haces despierta aún? -pregunto antes de soltar un bostezo.

-Las pesadillas.-me dice ella levantando su tasa de café.- ¿Tú?

-Lo mismo, ¿qué tomas?

-Café.

-¿Café?

-Sí, te mantendrá despierta, si eso es lo que quieres.

-Claro que quiero, ¿pero por cuanto tiempo?

-Tal vez un par de horas o más.-dice ella con desinterés.

-Con eso me basta.-murmuro.

-Pero no creo que sea buena idea, Katniss.

-¿De qué hablas? No pretendo volver a dormir.

-Podría causarle daño al niño o niña.-se limita a decir callándose la boca por unos breves segundos.

-Tomare el riesgo.-digo ante la mirada de la ahora pelirroja.

Johanna niega la cabeza.

Tomo una taza de la mesa, la lleno de café y sin pensarlo 2 veces me la tomo toda de una. Aún estaba exhausta, con mucho sueño, y aunque lo primero que me dijo Johanna fue "Tarda en hacer efecto" quería más, tomar más café. No sé en que punto paré de rellenar la taza de café una y otra vez, recuerdo haberme tomado varias tazas, como 5 o 6 tazas de csfé. Y como dijo Johanna el café hizo efecto de todos modos, estuve despierta por varias horas hasta que el sueño me venció y caí rendida por el sueño.

Al final, Johanna no se equivocaba respecto al café. Era, según ella "El antídoto de la vida" Oh café, café, café...


***


Era más que consciente que ayer me había pasado de tazas, la mera de tomar café era mala por mi estado, pero simplemente no pensé en ello en lo absoluto. Al menos ahora sé que no debo tomar y que sí. Café, no.

Un fuerte dolor invade mi cuerpo, haciendo que despierte de la parecer un sueño vacío o que al menos no recuerdo. Me levanto a regañadientes de la cama, puesto que quería seguir acurrucada en ella, hasta llegar al baño. El dolor seguía prendido en mí, pero la cosa empeoro luego. Comenzaba a ver todo borroso y unos mareos de muerte me invadían una y otra vez trayendo náuseas junto a estas. Sin pensarlo dos veces vomito todo en el retrete, a pesar que no he comido nada, aparto los mechones sueltos que se escaparon de mi coleta lila y los aparto para no mancharme el cabello con mi vómito.

Una vez que logró calmarme y recuperar el aire me cepilló los dientes y me lavó el rostro para sentirme más despejada. Cepillo mi cabello y hago una trenza habitual con este. Veo mi reflejo en el espejo y me es imposible no asustarme, estaba con la piel completamente pálida. Sin olvidar que los mareos no habían desaparecido aún del todo me hacia sentirme frustrada ante el sentimiento. Doy unos pasos hacia mi cama, dispuesta a tomar un siesta, pero mis planes se frustran cuando los mareos empeoran y suben a un nivel más alto para que vea todo borroso. Me apoyo en las paredes para tratar de mantenerme en pie pero ya es tarde, todo sé vuelve negro.

Los juegos del hambre continúanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora