Un dragón con alas como las de un murciélago se alzaba sobre él, sobre todos los edificios. Expulsaba oscuridad de su cuerpo y esta, al tocar el suelo, se trasformaba en un Grimm. Esa era la razón por la que estaban perdiendo, Beacon se había apagado y estaba en llamas, destrozado.
Los ojos del dragón estaban fijos en él, casi parecían reconocerle. Jaune levanto la espada y su escudo, se preparó para volver a la carga. Su objetivo era matar al dragón, el resto de las criaturas no le importaban. Si el dragón desaparecía, existía la posibilidad de que pudieran vencer. Cada segundo en el que esa cosa seguía existiendo bajaba las probabilidades.
Se acercó a él, corriendo, pero con cuidado. Podía partirle por la mitad de un mordisco. Si se descuidaba, estaba acabado.
El dragón rugió, mordió hacía el, enseñando sus dientes grandes y afilados. Esquivo girando por el suelo, le corto una pierna por detrás, donde no estaba protegida por el hueso que sobresalía de su cuerpo. La hoja se hundió en la oscuridad, se atascó. A duras penas fue capaz de arrancarla, antes de que una de sus alas le aplastara, al darse la vuelta bruscamente.
Jaune respiraba agitadamente. Su armadura estaba llena de rasguños y había alguna que otra grieta, su Aura estaba activa, pero casi agotada. Sus huesos protestaban con cada movimiento. A pesar de su Semblanza, estaba al borde de la ruina, física y mentalmente.
Había sabido desde el principio que no podía hacer esto solo... pero la situación se había desarrollado así. Debía luchar, aquí y ahora, o rendirse ante la tragedia que ya estaba escrita.
No había llegado tan lejos para rendirse.
Aulló, para darse fuerzas y volvió al ataque. Rajo sus piernas, los pies cuando levantaba uno para aplastarle. Por muchas veces que le cortara, no parecía que estuviera haciendo mella en la enorme criatura. Al menos, había dejado de generar más Grimm, ya que eso lo hacía vulnerable durante unos segundos, o esa suponía que era la razón.
Se preguntó si no estaría cometiendo una locura, si ese dragón de verdad podía morir. Intento quitárselo de la cabeza.
Agito una de sus alas, y le pilló desprevenido. Solo tuvo tiempo para levantar el escudo, no apartarse.
El impacto hizo que volara hacía atrás, como si no pesará nada. Al aterrizar, agrieto el suelo. O quizás cayó en una grieta. Era difícil saberlo, todo estaba destrozado.
Mientras intentaba incorporarse, el escudo se derrumbó ante sus ojos. Se le cayó el alma a los pies, pero no le sorprendió que eso hubiera sucedido. Había visto que no iba a aguantar mucho más.
Se puso de rodillas, se apoyó en el suelo con la espada y volvió a caerse. Le dolía todo el cuerpo, sentía como si tuviera una daga incrustada en la columna. Ya no podía más. Ya no.
—Venga—sintió unas manos sobre sus hombros, que tiraron de él hacía arriba. Ruby, su vestido destartalado, manchado de sangre y de polvo, pero viva. El filo de su guadaña resplandecía como un fragmento de la luna—, es demasiado pronto para rendirse. Tenemos que luchar. Lucha conmigo. ¿Estás bien?
—Si... sí, estoy bien—esa era probablemente la mayor mentira que había dicho en su vida. Dejo escapar una carcajada hueca, débil. Sintió el sabor de su sangre en la boca, y se la trago—¿Y Pyrrha?
—No la he visto. Eso no importa ahora, concéntrate—respondió.
El acero en su mirada era más afilado que cualquier espada. Al ver eso, se le cayó el alma a los pies. La inocencia de Ruby era algo que no se podría recuperar, aunque acabaran con el dragón y vivieran para ver un nuevo día.
Jaune asintió lentamente. El dragón acercaba, la muerte se acercaba. El suelo temblaba con cada uno de sus pasos. Todo temblaba.
Oyó los gritos de los estudiantes, de profesores, mezclados con los aullidos de los Grimm, en la distancia. Oyó el crepitar de las llamas. Oyó su corazón, cuyos latidos eran como los golpes de un martillo, lentos pero fuertes, dolorosos.
Ruby corrió hacía el dragón, transformándose en un borrón al que no podía seguir con la mirada, dejo pétalos de rosa tras de sí.
Atacaron juntos, sincronizados. Jaune sujetaba la espada con las dos manos y por eso sus ataques fueron más rápidos, más precisos, la hoja entraba en la oscuridad y salía de ella con facilidad.
No habían luchado juntos en este mundo, pero recordaba otras batallas, había observado como luchaba varías veces, así que fue casi como si fueran compañeros de equipo. Se compenetraban a la perfección.
Su mayor obstáculo era su propio cuerpo, no el dragón. Quería pararse a descansar, a coger aire, pero no se lo permitía y por eso, cada vez protestaba con más fuerza. Llegaría el momento en que colapsaría, lo quisiera o no, si seguía así.
Jaune aulló como un animal moribundo, como si así pudiera hacer que el dolor se desvaneciera. Su Semblanza estaba activada, protegía su cuerpo, sanaba sus heridas, pero no era suficiente. Era como un muerto viviente.
El dragón batió las alas para elevarse unos metros del suelo, provocando una ventisca que hizo que se cayera.
Para su sorpresa, encontró dentro de sí la fuerza necesaria para ponerse de pie.
Eso abrió la boca y escupió algo, no fuego, sino oscuridad, hacía todas las direcciones. Jaune había empezado a correr antes de que la escupiera, porque sabía lo que iba a suceder, pero la ola de espesa y burbujeante oscuridad le atrapo. Acabo casi enterrado en ella, solo una mano, la espada y su cabeza sobresalían.
Se revolvió en el capullo de oscuridad, desesperado, sudoroso. Fue un impulso. Sabía que no había escapatoria.
Su mano derecha estaba libre, pero no podía moverla lo suficiente para rajar la oscuridad y escaparse. Aunque pudiera, no sería lo bastante rápido.
El dragón se abalanzo hacía el desde el cielo nocturno, rugiendo, proclamando su victoria a todos los que pudieran escucharle.
—¡Jaune! —grito Ruby, acercándose a él, pero ni siquiera ella podría sacarle de ahí a tiempo. Lo sabía por experiencia.
Cerro los ojos, intento calmarse.
«Allá vamos otra vez», pensó.
Unos segundos antes de que el dragón le aplastara, la oscuridad de sus parpados cerrados fue devorada por una luz blanca y sintió como todo lo que era se desvanecía.
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Escudriñando las tinieblas [RWBY]
FanfictionCada vez que Jaune muere en la batalla de Beacon, despierta una semana antes del festival Vytal. Solo el recuerda lo sucedido, así que el destino de todos está en sus manos. ¿Quedara atrapado para siempre en ese laberinto temporal, o podrá evitar la...