El día ha llegado. Matsumoto, es hora de ejecutar a Gin

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Capítulo 45 El día ha llegado. Matsumoto, es hora de ejecutar a Gin.


Ya estaba amaneciendo en el Seireitei, sin que algunos se enteraran de la misteriosa desaparición de Lilinette, entre ellos estaban Grimmjow y Roxanne, quienes se habían quedado completamente dormidos en la oficina de la novena división, siendo despertados por un Shuuhei algo sonrojado al ver a su capitana al lado de Grimmjow, más aún cuando se dio cuenta de que ambos estaban tapados tan solo con una manta. Para el teniente de la novena división era algo difícil esa situación, ya que él sentía cosas por Roxanne, pero estaba bastante feliz al darse cuenta de que la de ojos morados al fin era feliz.

El muchacho del tatuaje dejó pasar unos minutos antes de despertarlos, pero al darse cuenta que ninguno de los dos hacía esfuerzo alguno por salir del país de los sueños, decidió hacer mucho ruido en la oficina. Esto hizo que Roxanne despertara de golpe, sonrojándose al instante al ver a Shuuhei en frente de ella.

—Shuuhei, yo—trató de decir, pero Grimmjow se despertó, y como si fuera un reflejo de la pantera, tomó a la muchacha y miró fijamente al teniente.

—Ella es mía—dijo claramente para dejar las cosas en claro.

—Grimmjow, no digas esas cosas. Nosotros somos los que deberíamos disculparnos. Este no es un lugar para hacer este tipo de cosas—comentó sonrojada la de cabellos negros.

—No tienes de qué preocuparte Roxa, no pienso decir nada. La verdad es que no pensaba venir tan temprano a la oficina, pero las circunstancias lo ameritan—acotó el de cabellos negros, haciendo que Roxanne de inmediato reaccionara.

— ¿A qué te refieres Shuuhei? —consultó la de cabellos negros.

—La verdad es que no soy portador de buenas noticias, pero no quisiera incomodarla—dijo el muchacho, que en el fondo también se sentía incómodo por la situación.

—Entiendo perfectamente, en diez minutos estaré en el patio de la división para que podamos hablar tranquilos—aseguró la chica ante la mirada reprobatoria de Grimmjow.

—Con su permiso—dijo el muchacho, retirándose de inmediato, mientras Roxanne tomaba su ropa para vestirse.

—Oye Rox ¿A dónde vas? —preguntó mirándola algo fastidiado.

— ¿No escuchaste lo que acabo de decir? Tengo que reunirme con Shuuhei—aclaró la de cabellos negros.

—Escuché perfectamente lo que dijiste, lo que no comprendo es por qué no podían hablarlo aquí, en frente de mí.

—Grimmjow, no te lo tomes personal. El asunto que hablaré con Shuuhei es referente a la división o sobre algún problema que se ha presentado en el Seireitei. Además, estoy preocupada. Si él dice que no es portador de buenas noticias, significa que algo no anda bien. Ahora será mejor que me vaya—concluyó la de cabellos largos, retirándose de la oficina de la novena división.

—Pero Roxanne. Maldición ¿Por qué no logra entenderme? —se preguntó algo deprimido el de ojos azules, mientras contemplaba una de las prendas de vestir que la capitana había dejado.

Por otro lado, Roxanne ya se encontraba en el patio, esperando a Shuuhei, que llegó en unos segundos al lugar. Sin duda el teniente tenía una cara de melancolía, cosa que entristeció mucho a la shinigami. Ella quería mucho a Hisagi, y lo último que hubiese querido era hacerle daño. Sin embargo, el daño estaba hecho y no se podía remediar. Por lo menos no de la forma en la que el teniente hubiese querido.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora