VIII
Daiki estacionaba su lujoso auto frente al enorme edificio en donde vivía Mai-chan.
Siendo un caballero, salió del vehículo y le abrió la puerta a la chica, quien tomó rápidamente su portafolio y algunos otros documentos que llevaba sobre éste.
Ella le sonrió al moreno y agradeció por la atención y caballerosidad de su novio.
— Daiki, recuerda que mañana tienes entrenamiento a las 9 de la mañana, el entrenador dice que debes esforzarte más, además tienes que trabajar más en equipo y-
El moreno dejó de escucharla en ese mismo momento, aunque la miraba asintiendo a sus palabras, la verdad era que, a esas alturas, no le interesaba nada de lo que pudiera decir la chica.
Repentinamente, el recuerdo de Taiga llegó a su mente.
El cómo el genio había tomado gentilmente su mano, y con delicadeza había enredado sus dedos entre los suyos.
Un extraño suspiro escapó de sus labios.
— ...iki... Daiki... ¿Me estás escuchando? — Fue la voz molesta de Mai-chan la que lo sacó de sus pensamientos.
— Uhh... sí... claro, estaré mañana temprano al entrenamiento. Lo prometo. — Afirmó, esperando que la chica no adivinara que no había escuchado para nada lo que le había dicho.
— Bien, es bueno escucharlo. — Habló ella, con su mano libre alcanzando la nuca del moreno y poniéndose de puntitas para dejar un beso tierno en sus labios.
Aomine sintió el toque de los labios de ella contra los suyos, y sólo esperó que ese momento pasara. Aquel beso se sentía tan mal... tan incómodo... repulsivo...
— Sabes... estoy libre ahora mismo. ¿Qué te parece si entras y te pones cómodo? — La chica acariciaba insistentemente el brazo de Daiki.
— Uhh... yo... lo siento. Me están esperando en casa con la cena lista. — El moreno no esperó por alguna otra cosa que dijera ella, así que, dándole un fugaz beso en la mejilla, se despidió y tan rápido como pudo, subió a su auto y fue hacia su lujoso departamento.
Con una sonrisa en sus labios, se apresuró a abrir la puerta de su departamento, de inmediato deleitándose con ese olor exquisito de la comida recién hecha de Taiga.
— Bienvenido. — Escuchó al genio hablar desde la cocina. — Daiki, qué bueno que llegas, la comida está lista.
Sin responder al comentario, dio un suspiro hondo y exhaló, sintiéndose más tranquilo y feliz ahora que estaba en su hogar.
— Perfecto. Muero de hambre. — Dejó sus cosas sobre el sofá y a paso rápido fue hacia la cocina.
ESTÁS LEYENDO
Seis Deseos
FanfictionA Aomine Daiki le obsequian un inusual artefacto de oro que cambiará su vida para siempre. Descubrirá que, a veces, los deseos no son como uno lo espera... Kagami x Aomine Este fanfic participa en el evento "Hikari Month" del grupo 'AoKaga 5x10' de...