Capítulo VI

60 11 1
                                    

Hoy es un día nublado; aún me siento devastado por lo que me ha dicho el doctor Carlos; vino a visitarme la familia de la pobre niña, a darme las gracias por intentar hacer algo por su hija... dejaron una rosa en la mesa sobre esa pulsera roja que me ha regalado Antonella.

..............................................................................................................

_ ¡Hola! ¡Lamento de verdad lo que te ha sucedido! Sé que por dentro debes de estar devastado; déjame ponerte esto.

La Enfermera Carmen puso la pulsera en mi mano.

_ Así cuando ella venga a verte no verá la pulsera en ese tocador sino en tu mano.

El doctor Carlos entró sin hacer ruido.

- Enfermera, es usted muy linda al ponerle esa pulsera; la chica se pondrá muy feliz al verlo con ella; y él, pues tendrá muchas más fuerzas para luchar y despertar...

_ ¡Hay, doctor!

Exclamó Carmen asustada.

_ Yo solo quiero ayudar en lo que pueda, creo que para él será muy importante tenerla en su brazo...

- ¡Hola! ¿Disculpen, puedo pasar?

Dijo Antonella.

-¡Claro que sí! Solo por esta vez puedo hacer la excepción de dejarte pasar porque no son horas de visita

Dijo Carlos.

- ¡Muchas gracias, doctor!

Dijo Antonella mientras lo abrazaba.

_ ¡Mira, le puse la pulsera que le regalaste!

- ¡oh!

Exclamó Antonella.

- ¡Qué linda de verdad, enfermera; yo venía precisamente a eso, ¡muchas gracias!

_ No hay de que agradecer, Antonella.

Dijo Carmen mientras la abrazaba.

_ Sé que es muy importante para ti que la tuviera en su brazo.

Antonella y la enfermera Carmen se abrazaron mutuamente y se sonreían y me miraban.

Este día, Antonella me dio un beso en la mejilla susurrándome al oído: ¡recupérate pronto, te necesito a mi lado; no sabes cuanto extraño oír tu voz, ver tu sonrisa y sobre todo, ver tus ojos!...

Amor y ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora