Sueños Púrpura

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A partir de aquí, el único camino es mirar hacia dentro

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A partir de aquí, el único camino es mirar hacia dentro.



*Suena el teléfono*

- Buenos días.

- Buenos días tía, soy Axel, le llamo para avisarle que he decidido ir a visitarla esta tarde.

- Está bien, querido. Por cierto, ¿Qué pasó con Ivonne?

- Lo dejé –respondo con frialdad.

- ¿Pero por qué? Le gustabas mucho, se notaba a leguas.

- Nunca he sido un buen pretendiente, Tía. Me desanimo fácilmente, pero no porque dude de mis habilidades, sino porque desconfío de ellas. Me gusta que la mujer venga a mí, que haga las insinuaciones, que me seduzca. Sabes que detesto mentir y vencer la resistencia de una mujer, hacer que se interese en mí y me quiera, va en contra de mi carácter.

- ¿A las 5 pm? -Responde con su frialdad habitual.

- Seré puntual, hasta luego. – Cuelgo el teléfono y me acerco con él en las manos hacia la ventana, "te sostengo en mis manos, querido teléfono, podría dejarte caer y nada pasaría, el mundo seguirá rodando y la vida seguiría su rumbo. La razón por la que no lo hago es porque mi existencia quizás sea más fútil que la tuya y si yo puedo sostenerte aquí y ahora, alguien más puede estar sosteniéndome a mí, supongo que así funciona el juego. 

- Entonces me estás salvando para salvarte a ti – me responde el teléfono - ¿Acaso no descansa en esa forma de pensar el egoísmo del pensamiento oriental? Si haces el bien te pasarán cosas buenas, es decir que en esencia no eres bueno, solo buscas lo convencional y si la bondad es convencional entonces serás bondadoso. Esa es una de las razones por las que no creo en el altruismo humano, en esencia, ustedes no son buenos, si me salvas para salvarte entonces tan solo soy un instrumento y nada más. Ustedes son una auténtica abominación.

- ¿Sabes algo, querido teléfono? -ignoro sus palabras- Hubo un tiempo en el que yo amaba todo lo que veía, saludaba las calles, las aceras, las esquinas, las casas viejas de madera, me podía acercar a una planta y acariciaba sus hojas y le daba los buenos días, les decía algo como Buenos días querida margarita, ¿cómo se siente el sol? Espero que te agrade, pasa un hermoso día, si quieres algo de tomar solo avísame, estaré cerca para lo que necesites. ¡Ahh! Que buenos tiempos, sin duda. No te preocupes, no te soltaré, al menos no ahora, tal vez mañana, pero no dejes que eso te quite el sueño. 


Me dirijo al baño, me cepillo los dientes con una mezcla de vodka y yerba buena y me meto a la ducha. Sentía como si quería salir de mi cuerpo, como si intentara trascender y elevarme a lo alto. "¿Qué es la realidad? ¿Es un constructo? ¿A caso será la vida la proyección de nosotros mismos? En ese caso, la tierra habrá dejado de ser plana cuando el ser humano dejó de imaginarla plana, hubiese podido ser cuadrada o una línea o el lomo de una tortuga gigante" -me digo a mí mismo- "Tal vez solo soy una consciencia experimentándose a sí misma. Aunque así fuera, jamás he podido experimentar la verdadera esencia de la vida humana, ¿o acaso seré yo la misma esencia de la vida? "Probablemente sea así como piensas, mi querido yo, tan solo mira a tu alrededor... ¿qué es lo que ves? Todo es puro para los puros y todo es puerco para los puercos, la esencia de la vida somos nosotros mismos porque somos lo que disponemos, tenemos la gran habilidad de modificar nuestro hábitat y el de los demás compañeros de este planea, es lamentable que usemos ese poder solo para satisfacernos". Tocan la puerta, cierro la ducha, tomo una toalla y me dirijo hacia la puerta. Tenía una erección, de esas que necesitan dinamita para poder combatirlas. "estos temas sí que son estimulantes" me digo a mí mismo mientras quito el seguro y abro la puerta. Ahí está Babieca, con platos en la mano y una sonrisa angelical en el rostro. Trae el desayuno. 

- ¿¡Estás feliz de verme!? -me dice mientras me dedica una mirada pícara.

- ¿Por qué lo preguntas? 

- ¿puedo pasar? –Pregunta mientras entra. Pone el desayuno sobre la mesa y se va a mi habitación. Se cambia de ropa, ahora usa pantalón corto y una franela blanca.

Me siento en silencio en la mesa, había pan tostado con mermelada de uvas, huevos revueltos y jugo de naranja procesado. Ella me mira con atención mientras devoro el desayuno "Eres como los gatos, todo lo que comen lo miran con malicia" – Dice Babieca mientras toma un libro de la mesa y se sienta en el mueble - Miro de repente hacia la puerta de la entrada porque creí haber visto una sombra de reojo, "no te preocupes, las sombras son inofensivas" Dice Babieca mientras se quita la franela y deja sus hermosos pechos al desnudo.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2018 ⏰

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