Capítulo 4

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Jamie estaba seguro que la señora Johnson -la señora-sin-esposo-Johnson- lo estaba evitando, cada vez que él salía rumbo al trabajo tocaba la puerta sin éxito pues nunca atendía, y al volver ocurría lo mismo, salvo que podía escuchar claramente los sonidos dentro del departamento como algún dibujo animado a todo volumen o el llanto de un bebé, entre sus medidas desesperadas le había pasado varias notas bajo la puerta e incluso un sobre con dinero que encontró pegado a su puerta con cinta adhesiva poco después. Cuando estaba a solo un par de días de la fiesta de Gibson decidió que aquello no podía retrasarse más, salió dos horas antes del trabajo, cuando caminaba al edificio la vio saliendo con una niña de la mano y la bebé en la bolsa de papas, pensó que iban rumbo a la estación pero siguieron caminando  hasta dar vuelta en la esquina, tuvo un presentimiento así que tras dejar sus cosas a prisa en la recepción fue casi corriendo por el camino que las vio tomar, no le costó trabajo verlas de nuevo al final de la calle y supo a dónde iban.


-Sin duda este es el lugar -Dakota miró el precioso edificio de ladrillos que confería un aspecto antiguo, como un castillo de la era moderna con sus formas rectas y las ventanas que había por todo el sitio.

-¿Mami?

-Llegamos a tiempo, el recorrido empieza en tres minutos -aferrando bien la mano de la pequeña, cruzaron la calle y entraron en una recepción con banderas verdes.

-Bienvenidas al museo nacional Leprechaun -un hombre regordete y bajito con un ajustado traje verde las recibió en la estancia. -¿Tomarán el recorrido de las cuatro?

-No hace falta, gracias.

Lo había logrado, pensó Dakota al ver a su vecino sacando su billetera, finalmente la había cazado y justo donde menos lo esperaba.

-Muy bien, serán veinte euros por dos adultos y una pequeña duendecilla.

Jamie le pagó al hombre y le dio un extra por un folleto con información, mantuvo los labios apretados mientras pasaban a una gran habitación oscura donde se iluminaba un gran mapa que mostraba la isla que era Irlanda, era una maqueta tridimensional que iba iluminando caminos y bosques, él tomó unos auriculares que se conectaban a la pantalla para escuchar la historia y se los puso a la niña pequeña que sonrió y se puso de puntillas para ver mejor.

-Que sepas que nos has arruinado la tarde, señor Norman.

-Señora, estoy seguro de que conoce bien mi nombre y no voy a corregirla -carraspeó mirándola de reojo. -He intentado hablar con usted desde hace días pero me lo ha puesto difícil.

-Pues claro que lo hice, no me apetecía hablar de nuevo con usted.

-Una lástima, cuando se me conoce bien, dicen que soy muy buen conversador.

-Seguramente lo dicen porque logra intimidarlos -miraba distraída la maqueta sin dejar de moverse para que Phoebe estuviera tranquila en el canguirito.

-Discrepo de su idea, pero la causa de mi insistencia es solo para reiterarle mi oferta por esas galletas suyas.

-¿Sabe que llevan un ingrediente secreto?

-¿Alguna sustancia ilegal?

-Leche materna.

-Pagaré por eso, incluso duplicaré el costo si lo desea.

-El dinero no me interesa, muchas gracias -Dulcie se sacó los auriculares en señal de que la historia había acabado, así que le sujetó la mano para pasar a la siguiente habitación. -Y sin duda no me gusta sentir que me asechan a pesar de mis maravillosas facultades culinarias.

Trato hecho | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora