Capítulo 25 (parte 1)

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No dormí mucho el jueves por la noche.

No tuvo nada que ver con pesadillas o estrés post-traumático. Fue sólo el recuerdo de la voz de Jason al responder después de pedirme ir a comer y que yo lo desestimara.

Me produjo una pesadez en el estómago y una leve opresión en el pecho. No puedo estar segura de lo que sea. ¿Culpa? ¿Lástima? ¿Tristeza? No lo sé. Lo que sí sé es que es una sensación que permanece en mí cada segundo, de cada minuto, de cada hora del día, y no se va.

El viernes por la mañana Lilly pasó por mí como todos los días y, al igual que me esperaba, me interrogó todo el camino hasta la escuela. Yo en realidad no tenía intensión de ocultarle lo que hice, pero ella no acababa de creérselo cuando se lo dije.

-¿A dónde fuiste ayer? Y dime la verdad. - Exigió.

-Fui a una mina abandonada de magnesio que está casi a las afueras del pueblo con Jason. - Respondí con un encogimiento de hombros.

Lilly rió.

-Ajá. Ya en serio, dime. - Dijo ella.

-Ya lo hice. - Contesté. - Fui a una mina con Jason.

Me miró.

-¿En serio?

Asentí, un poco molesta porque no me creyera. Lilly frunció el ceño.

-¿Por qué fuiste a una mina de magnesio con Jason? - Preguntó verdaderamente confusa.

-Era parte de la investigación del incendio. - Dije encogiéndome nuevamente de hombros. - Nada demasiado importante.

-Claro que es importante. - Exclamó mi mejor amiga. - Estaban en un lugar abandonado, solos, haciendo quién sabe qué cosa.

Puse los ojos en blanco.

-Investigando el incendio. - Repliqué. - Jason dijo que me ayudaría con eso, investigó, encontró la mina, fuimos a verla y ya está. No es demasiado importante.

-Lo es. - Insistió ella. - ¿Por qué se ofreció a ayudarte?

-No tengo idea. - Dije negando con la cabeza. - Sólo lo hizo.

-Ya veo. - Dijo Lilly asintiendo. - ¿Y cómo fue?

Resoplé de agotamiento y le conté todo. Trate de dejar fuera las cosas como: <<Tiene un tatuaje de un tigre junto a sus abdominales y yo estuve mirándolos mucho rato>> y <<Casi lo abrazo cuando estaba sin camiseta>>. Pero ella parecía intuir cuando estaba mintiéndole así que me lanzó su mirada más penetrante y tuve que decirle la verdad. En especial el final, es decir, la parte que ha estado atormentándome toda la noche.

Cuando hube acabado estábamos llegando a la escuela y ella sólo miraba al frente. Luego de bajar del auto me tomó por los hombros y me sacudió muy fuerte. Luego dijo:

-¿En serio te pidió una cita y tú le dijiste que no? - Susurró a gritos. No sé si sepan qué es eso, pero si no lo saben: Es cuando una persona susurra pero lo hace demasiado fuerte.

La tomé por la muñecas y me aparté.

-No me pidió una cita como tal, sólo me preguntó si quería ir a comer... - Dije.

-Y tú le dijiste que no. - Terminó ella. Negó con la cabeza. - ¿Por qué hiciste eso?

Ladeé la cabeza.

-¿Cómo que por qué? Pues, porque tenía que irme a casa y no me apetecía ir a comer con él. - Dije cruzándome de brazos.

Pero esto no era del todo cierto. Una parte de mí se había emocionado con la idea y estuvo decepcionada de que la parte sensata de mí dijera que no. Pero esta es otra cosa que no iba a admitir en voz alta. Lilly seguía sin entender.

Las Llamas Doradas. (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora