Miré mi teléfono y esta vez tenía un mensaje. Esta vez era Paul, decía así:
Nur, ¿Nos vemos hoy?, Ven a mi casa al mediodía, mi madre cocinará
Estaba tan emocionada que no podía escribir, luego recordé que no le gustaban las chicas y se me pasó. Entonces contesté:
¡Claro! A la una del mediodía voy a estar allí, besos.
Esta vez no me interesaba la ropa que me iba a poner, todo me daba igual. Ese día llevaría un jean beige y una remera musculosa turquesa –amo las musculosas y ese color, va bien con todo-
Era sábado, por suerte no tenía escuela, aunque ya no era tan terrible porque tenía una amiga, Amelie.
Mi madre se acercó a mi pieza y me observaba raro, entonces me dijo:
-Hola, ¿Has dormido bien?
Su voz se notaba rara, era temblorosa, como si hubiera pasado algo.
-¿Qué pasa mamá? Noto algo rara tu voz, y sí, he dormido bien. Hoy veo a Paul.
-Me alegro.
-¿Qué te pasa? Estas algo cortante…
-No me siento muy bien.
En ese momento, se desmayó. Llamé a una ambulancia que por suerte llegó enseguida.
-¿Cómo se ha desmayado?
- No sé. Dijo que no se sentía muy bien y puf, cayó.
Mamá comenzó a abrir los ojos, me miró y me dijo:
-Tengo que decirte algo, pero no sé si estas preparada para esto.
Se volvió a desmayar, la ambulancia la llevó a la clínica por ser la segunda vez que caía. Por el camino se fue despertando y al llegar los médicos dijeron que no tenía nada.
-Mamá, sé que no es el momento porque te acabas de desmayar, pero ¿Qué tengo que saber?
-No te puedo decir.
-Mamá por favor, tengo 16 años, soy lo bastante adulta para saber lo que sea.
-¿No tienes que ir con Paul?
-No me cambies de tema, dime.
-Cuando vuelvas de verte con Paul te lo digo.
Asentí antes de que se arrepienta y me fui a casa. Mi madre tenía que ir de Millie, como casi todos los días.
Llegué a casa y me duché, esta vez sin música. Estaba pensando que sería lo que mamá quería decirme y por qué no me lo decía. Millones de preguntas pasaban por mi cabeza en ese momento, pero no voy a saber la respuesta hasta que vuelva de verme con Paul.
Me cambié y fui a su casa. Toqué el timbre y salió la madre –me ruboricé, nunca la había visto y lo peor es que estaba muy desarreglada. Después pensé, es gay.-
-Pasa cariño, la comida se enfría.
-Gracias. Bonita casa
Aparece Paul y me abraza
-¡Nur!, ¿Qué onda?
-Todo muy bien, tengo una amiga, se lo he contado a todos.
-Me alegro. Dejame preguntarte algo, ¿Qué eran esas manchas de sangre en tu solero?