Capítulo 5: La gran pregunta

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     Miré mi teléfono y esta vez tenía un mensaje. Esta vez era Paul, decía así:

                    Nur, ¿Nos vemos hoy?, Ven a mi casa al mediodía, mi madre cocinará

Estaba tan emocionada que no podía escribir, luego recordé que no le gustaban las chicas y se me pasó. Entonces contesté:

                     ¡Claro! A la una del mediodía voy a estar allí, besos.

      Esta vez no me interesaba la ropa que me iba a poner, todo me daba igual. Ese día llevaría un jean beige y una remera musculosa turquesa –amo las musculosas y ese color, va bien con todo-

Era sábado, por suerte no tenía escuela, aunque ya no era tan terrible porque tenía una amiga, Amelie.

      Mi madre se acercó a mi pieza y me observaba raro, entonces me dijo:

     -Hola, ¿Has dormido bien?

Su voz se notaba rara, era temblorosa, como si hubiera pasado algo.

-¿Qué pasa mamá? Noto algo rara tu voz, y sí, he dormido bien. Hoy veo a Paul.

-Me alegro.

-¿Qué te pasa? Estas algo cortante…

-No me siento muy bien.

En ese momento, se desmayó. Llamé a una ambulancia que por suerte llegó enseguida.

-¿Cómo se ha desmayado?

- No sé. Dijo que no se sentía muy bien y puf, cayó.

Mamá comenzó a abrir los ojos, me miró y me dijo:

-Tengo que decirte algo, pero no sé si estas preparada para esto.

       Se volvió a desmayar, la ambulancia la llevó a la clínica por ser la segunda vez que caía. Por el camino se fue despertando y al llegar los médicos dijeron que no tenía nada.

    -Mamá, sé que no es el momento porque te acabas de desmayar, pero ¿Qué tengo que saber?

   -No te puedo decir.

    -Mamá por favor, tengo 16 años, soy lo bastante adulta para saber lo que sea.

   -¿No tienes que ir con Paul?

   -No me cambies de tema, dime.

-Cuando vuelvas de verte con Paul te lo digo.

Asentí antes de que se arrepienta y me fui a casa. Mi madre tenía que ir de Millie, como casi todos los días.

     Llegué a casa y me duché, esta vez sin música. Estaba pensando que sería lo que mamá quería decirme y por qué no me lo decía. Millones de preguntas pasaban por mi cabeza en ese momento, pero no voy a saber la respuesta hasta que vuelva de verme con Paul.

      Me cambié y fui a su casa. Toqué el timbre y salió la madre –me ruboricé, nunca la había visto y lo peor es que estaba muy desarreglada. Después pensé, es gay.-

-Pasa cariño, la comida se enfría.

-Gracias. Bonita casa

  Aparece Paul y me abraza

-¡Nur!, ¿Qué onda?

-Todo muy bien, tengo una amiga, se lo he contado a todos.

-Me alegro. Dejame preguntarte algo, ¿Qué eran esas manchas de sangre en tu solero?

NuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora