La aparición de Zero, y el regreso del traidor

70 11 0
                                    

Capítulo 46 La aparición de Zero y el regreso del traidor.


El viejo Yamamoto se encontraba en el suelo, debajo de un enorme charco de sangre, pero nadie podía reaccionar ante aquel hecho. Todos estaban inmóviles, sin poder creer lo que estaban viendo, hasta que fue Shunsui el que despertó y se acercó de inmediato al comandante al igual que Unohana, que daría una desagradable noticia.

—Está muerto—dijo impactada al corroborar que su pulsación se había detenido.

— ¿Qué fue lo que dijo? —preguntó impresionada Roxanne, al darse cuenta del enorme poder que tenía aquella mujer de cabellos azules.

—El vejete no duró mucho tiempo. Creo que ustedes van a terminar igual que él—sentenció la de cabellos largos, mirando a todos con cara de loca.

Ante aquel horrible espectáculo, Roxanne fue la primera en reaccionar y en atacar a la invitada misteriosa, la cual parecía bastante satisfecha al ver que alguien quería hacerle frente después de lo que acababa de hacer.

—Vaya, veo que una zorra se va a atrever a retarme—comentó riendo la de ojos celestes, mientras sacaba su espada de color blanco.

— ¿Quién demonios eres tú? —preguntó la de ojos morados, que no podía creer lo que había escuchado de la boca de la intrusa.

— ¿Acaso también eres sorda abuela? Yo soy el Zero, y este es el día de tu muerte—sentenció la de cabellos largos, lanzándole un potente cero a Roxanne, el cual esquivo con facilidad.

—Oye mocosa, no me subestimes. Con un cero no me vas a ganar—aseguró la de cabellos negros.

—Tú no eres mi meta por ahora, zorrita—aclaró la mujer de la espada blanca, atacando de inmediato al capitán Ukitake.

— ¡Capitán Ukitake! —exclamó preocupada la capitana de la novena división.

—No tienes de que preocuparte, Roxanne—aseguró Kenpachi, que había defendido al de ojos negros del ataque.

—Nada mal taichou, pero creo que te acabo de rebanar—aseguró la mujer de ojos celestes, que realmente le había hecho una herida de gravedad al del parche.

— ¡Ken-chan! —exclamó preocupada su teniente, acudiendo a su ayuda, pero la pequeña corrió mucha peor suerte que su capitán, ya que Zero se había movido ágilmente y la atacó con su espada, haciéndole múltiples cortes y dejándola en peligro de muerte.

—Ustedes sí que son débiles, escorias—dijo riendo como loca la mujer misteriosa, mientras los capitanes que aún estaban en buenas condiciones trataban de pensar de donde había salido una mujer como esa.

Por otro lado, Grimmjow estaba cerca de la octava división, pero de pronto sintió un enorme fuerza espiritual, al igual que Stark, quien decidió salir de su habitación ya que había algo que no andaba bien y se encontró con pantera a la salida de la división de Shunsui, haciéndole una seña a Stark de que se debían dirigir en seguida al sitio donde iban a ejecutar a Gin.

El poder espiritual sin duda era poderoso, pero Stark veía que Grimmjow no parecía estar sorprendido del todo, más bien tenía una cara extraña, la que jamás había visto el primer espada.

Al llegar al lugar, ambos espadas se encontraron con gran cantidad de los capitanes completamente derrotados, y muchos tenientes heridos por una hermosa joven de cabellos azules y ojos celestes. Stark de inmediato apresuró el paso, pero pantera se quedó estático al ver a aquella mujer en el lugar. Era como si el amante de Roxanne hubiese visto a un fantasma en frente de sus ojos.

— ¿Qué demonios te pasa Grimmjow? Apresúrate o todos van a morir—aseguró el de la melena

—No puede ser—dijo impresionado y poniendo una cara de desconcierto que ni siquiera Stark se podía explicar.

—Grimmjow, no te quedes ahí ¡¡Roxanne podría estar muerta!!—gritó furioso el de ojos azules.

—Rosett.

— ¿Qué dijiste? —preguntó fastidiado el primer espada, que decidió hacer caso omiso al joven de la novena división y siguió su camino para llegar al campo de batalla.

—Veo que ya están casi todos al límite. Muy bien ¿Qué tal si luchamos ahora maldita zorra? —preguntó burlándose de la de ojos morados, que no estaba dispuesta a dejar que Zero siguiera atacando a sus amigos sin piedad, menos frente a sus ojos.

—Roxanne—dijo Stark, que parecía bastante impactado al ver a muchos de los shinigamis en deplorables condiciones.

—Stark—contestó la de cabellos negros, preocupada de que algo le pasara al de la melena.

—Bueno zorra ¿jugamos o no? —preguntó prepotentemente la de cabellos azules, atacando de inmediato con su espada.

Así fue como la pelea entre las dos féminas comenzó. Zero atacó de sorpresa a Roxanne y logró hacerle un pequeño corte en el rostro a la capitana, que rápidamente se defendió y decidió que era momento de sacar su zampakutou para poder enfrentarse a la enemiga que tenía en frente. En ese momento la capitana de la novena división invocó a su espada.

—Sepúltala con tu frío, Ame no Yuki—dijo la de ojos morados, haciendo que la mujer quedara completamente rodeada de nieve, pero no parecía para nada afligida por aquella situación.

—Tú sí que eres tonta zorra ¿crees que el frío me va a hacer algo a mí? —preguntó burlándose de ella, mientras derretía todo el frío de la nieve que había invocado Roxanne.

—Mi frío es tan superior, que tu nieve se derrite—sentenció burlándose de la mujer.

—Maldita ya vas a ver—amenazó furiosa la de cabellos negros, sin darse cuenta de que la de ojos azules le tenía preparado algo especial.

—Congélala hasta la muerte, Krystal—susurró Zero, enviando un poder enorme que envolvió a Roxanne en una especie de tempano de hielo gigante, del cual no podía moverse, y que en su interior la tenía cautiva. Lamentablemente para ella, no solo era la movilidad, ya que tampoco podía respirar.

Al darse cuenta de eso, Stark se asustó mucho y trato de romper el hielo desde afuera, pero fue inútil. Aquel hielo no se derretía con nada, y los esfuerzos de Stark solo hacían reír a Zero.

—Esa zorra ya se murió—aseguró la mujer, mientras Grimmjow iba poco a poco llegando al lugar de la ejecución.

—¡¡Roxanne!!—gritó desesperadamente Hitsugaya, quien también había sido herido por Zero.

—Tu vida acabó, maldita perra—sentenció con rabia la de ojos celestes.

— ¡Roxanne no morirá jamás! —exclamó fuertemente pantera, que estaba llegando al lugar.

—Grimmjow—susurró Zero con cierta cara de melancolía, haciendo que su hielo se debilitara tan solo un poco.

—Mucho tiempo, Rosett—contestó el de pelo azul, sorprendiendo a Stark al ver que ambos se conocían.

—Veo que todos se han reunido—comentó una voz desagradable.

—Tú, se supone que estabas muerto—dijo furioso el primer espada, hasta que se escuchó un enorme estruendo detrás de él. Era Roxanne que se había liberado de la tumba de hielo.

—Bien, creo que Roxanne también está aquí, sí que la heriste mi querida Zero—comentó sonriendo maquiavélicamente el hombre.

—Siempre haré todo lo que me ordene Aizen-sama—aseguró la de cabellos azules, lo que dejo en shock a Grimmjow.

—Tú sí que tienes más vidas que un gato, bastardo—comentó Roxanne, tratando de mantenerse en pie.

—No podría decir lo mismo de ti, Roxanne Le Roux—contestó burlándose de la condición en la que Zero la había dejado.

—No estoy muerta, así que todavía no se cumple tu deseo, infeliz.

—Ahora se hará realidad—aseguró el ex shinigami, quien decidió que era momento de terminar con la vida de Roxanne.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora