Capítulo 6

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- Eres un imbécil.

- Lo sé, cariño, pero aún así me quieres.

- ¿Sí? Yo pienso justo lo contrario.

- Auch, justo en dónde me vale mierda.- Golpeo el brazo de Alex con fuerza. - Auch, ese si me dolió.

- Era la idea. - Sonrío satisfecho.

- Vete de mi casa. Debo hacer tarea.

- Alex, necesitas una excusa mejor para sacarme de tu casa. Todos sabemos que nunca haces tarea.

- Esta vez si. El maldito de Christian no quiso integrarme en su trabajo y el profesor me dió hasta mañana para hacer uno yo.

- Alex, te dijo que hicieras la portada y contraportada y ¡No lo hiciste!

- Tenía flojera. Además tenía que dibujar y sabes que soy pésimo dibujando.

- Me ha quedado clarísimo.

- ¡Oye, no es mi culpa que tengas cara de simio!. - Le doy un golpe en la nuca. - Vale, perdón. Entonces necesito hacer la tarea. Oye, ¿Me ayudas?

- Prefiero que me corten la bola derecha.- Sonrío en su dirección

- ¡Oh, vamos Chris!

- Sabes que no me gusta la medicina. - Digo arrugando la nariz

- Es un trabajo, no vas a ir conmigo a hacer prácticas.

Ruedo los ojos. - Esta bien.- Alex hace su estúpido baile de la victoria. - Pero me la deberás.

- Sí, sí. Vamos, muévete. Es para mañana.

Joder.

****

- Gracias Chris.

- Nada de gracias, me la deberás. Joder Alex, me duele la cabeza de tanto pensar ¿Por qué no me dijiste que era un trabajo de 200 hojas con ejercicios?

- Porque sabía que no me ibas a ayudar. Ahora vete, ya es de madrugada. ¿Seguro que no quieres que te lleve?

- Nah, tu duérmete, te tendrás que levantar temprano.

- Tu igual, imbécil.

- Mierda, cierto. - Lo mire mal. - Ahora me debes dos.

- Sí, sí. Largo de mi casa.

Pongo los ojos en blanco y salgo de su casa. Camino las oscuras calles tranquilo, esta ciudad es la única del país que la seguridad es máxima así que hay por qué preocuparse. Decido cortar camino para llegar más rápido a casa y poder dormir las pocas horas que me quedan antes de irme a trabajar. Maldito Alex. Me las pagarás. Miro la hora en mi reloj: la 1 de la madrugada. Mierda. Aumento el paso hasta casi correr, hasta que oigo una voz suplicante en un callejón a mi lado. Retrocedo y miro, la oscuridad no me permite ver nada pero a medida que avanzo puedo ver dos figuras, un hombre y una mujer. 

El sujeto la tiene acorralada contra la pared y tiene su cabeza metida en el cuello de la chica. Ella se encuentra llorando y mueve su rostro hacia mí. Al reconocer a la chica la sangre se me hiela. ¿Mía?. Me acerco aún más para ver mejor y con horror veo que la chica sí es mi hermana. Mía abre sus ojos y me ve, su cuerpo se mueve descontrolado y me susurra un "Ayuda". Sintiendo la furia en mis venas agarro al hombre de los hombros y lo empujo haciendo que caiga de lleno contra el piso. Me acerco con cuidado a Mía.

- ¡Eh! ¿Qué te pasa?. - Grita el hombre. Lo ignoro

- ¿Estás bien?. - Mía asiente con dificultad. - ¿Te hizo algo? ¿Te lastimó?

- In-tento to-tocarme. - Mía tartamudea y su cuerpo tiembla.

Con furia me acerco al hombre y estrello mi puño en su mandíbula. Me posiciono encima de él y comienzo a golpearlo en la cara y abdomen, sacándole el aire. Escucho a mi hermana gritar pero la ignoro. Intentó violar a mi hermana. Imágenes de qué pudo hacer con ella llegan a mi mente y golpeo al sujeto con más fuerza. Nadie se mete con mi hermana. Siento mis manos llenarse de sangre pero no me importa.

- Basta Chris ¡Lo vas a matar!. -

Oigo el grito de Mía y me detengo. Ella me ayuda a levantarme con cuidado de no lastimarme. Veo al hombre tirado en el piso y le pateo las costillas. Ahora si tiene Su merecido. Me limpio la sangre de mis manos con mi camisa y veo más sangre saliendo de mis nudillos. Mía me jala para que deje al hombre y empiezo a caminar con ella hacia casa. En el transcurso llamo al hospital y le doy la dirección dónde se encuentra aquel hombre, cuelgo antes de que me preguntara cómo lo encontré, etc. Miro a Mía con su uniforme del Instituto y me pregunto qué hacía a estas horas por las calles. No quiero ni imaginarme qué habría pasado si yo no hubiese decidido cortar camino. Llegamos a casa y veo a mamá en el sofá con el teléfono en la mano. Mi madre ve a Mía y corre a abrazarla, luego a mí y entonces se percata de la sangre en mi camisa.

- No es mía, tranquila. - Digo antes de que empiece a preguntar cosas.

- ¿Qué pasó?.

- Ve a bañarte Chris, yo le digo a mamá qué pasó.

- Esta bien. Pero después me tendrás que decir qué hacías a altas horas de la noche en la calle.

- Okey. 

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