Rutina

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Todo eso tenía que terminar algún día, y que mejor día que este.

La gente muere cada segundo y pocos llegan a entender lo increíble que es esto. Una cucharada a tu tazón de cereal y el guardia de seguridad de algún estacionamiento de la ciudad, se asfixia en su cubículo con una de las piezas de pollo que comía mientras veía las noticias matutinas en su diminuto televisor. Frenas en el primer semáforo de la calle y el chico que sufría de acoso en el colegio se incrusto un pedazo de plomo en la mente, justo en el patio de su domicilio, mientras su madre preparaba el desayuno y su padre hacia el nudo a su corbata. Presionas el botón del ascensor con tu pulgar y en algún lugar de Europa, un sujeto de 22 años muere de sida al enfrentar una gripe, después de haber estado con 3 diferentes chicas en esa semana. Increíblemente él no lo sabía.

Nunca tuve la certeza de que era esto, pero sabía que estaba ahí. Caminando sobre mi cabeza. Tratando de hablarme siendo amable y pretencioso para poder aprovecharse de mí. Pero lo que llenaba el hueco de mi cabeza sabía que mentía. Desde que mis ojos se abrían por el primer rayo de sol que entraba por mi ventana, hasta el último mosquito que escuchaba mi tímpano al irme a dormir. Esto prácticamente abarcaba mis pensamientos la fecha entera.

Fue entonces que me encontré con este sujeto en el ascensor del trabajo. Estatura mediana, mentón increíblemente imponente, enormes cejas, labios carnosos y rosados, ligeramente bronceado. Con una actitud competitiva acerco su mano hacia mí, saludando y mencionando su nombre. Supuse que me saludaba porque nos dirigíamos al mismo piso. Lo que no sabía era que este sujeto tomaría mi puesto.

-Estuve marcándote toda la mañana, ¿no recibiste mi mensaje?

-No

- Francis llego esta mañana de Wisconsin. Ahora él se encargara del Departamento de Ventas.

- Entiendo

¿Qué podía hacer? Soy un sujeto de pocas palabras. No me quedaría ahí a investigar si Francis se limpiaba el trasero mejor que yo. Así que tome mis cosas y salí del edificio. No tenía ni idea de que hacer. La rutina se desplomo de una manera increíble. Para un sujeto como yo, la rutina era como un bebe siendo amamantado por el seno de su madre. Tenía mis pensamientos bloqueados. En excepción de uno. Irme de aquí.

Me dirigí a mi departamento, con esta cosa corriendo por mi cabeza. Encontré la vieja Stevens cal. 16 de mi padre. Recuerdo que solía pasar días enteros buscándola en mi antigua casa cuando era un chico, deseando probar un poco de ese retroceso. Ahora reposaba colgando sobre el perchero de madera que estaba en la esquina de mi habitación. Entre al tocador. El grifo goteaba tan fuerte que me reventaba los tímpanos. Me deshice de mis prendas, en excepción de mis calcetas. Entre a la tina. Mi dedo índice lo presiono. Mi cuerpo se inclinó sobre la pared. Todo cayó en mis manos.

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⏰ Last updated: Feb 01, 2019 ⏰

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Con el sombrero en la manoWhere stories live. Discover now