Hay mucha gente, el olor de chocolate caliente se cuela por la puerta de la cocina y sabe a invierno. Mientras escribo con mi portátil en la cafetería mas cercana de casa hay un chico que no para de mirarme, o yo le miro a el, no sabría decir. Sus ojos castaños y su chaqueta marrón claro me recuerdan al otoño y a como las estaciones del año pasan tan rápido que uno ni se da cuenta. Parece ayer cuando era el primer día de décimo curso y uno estaba tan nervioso que ni sabía a que clase ir, el primer día, como no acordarse, uno de los días mas desastrosos de mi total existencia. Me consuela pensar que el primer día es desastroso para todo el mundo, aunque no se cayeran del autobús en pleno charco de barro y se le rompiera el paraguas en uno de los días mas lluviosos e importantes del año, después como si no hubiera sido suficiente un pájaro se me cagó encima, habéis leído bien, un pájaro, ni siquiera me fijé en que pájaro era. Se me cagó en plena chaqueta azul, no voy a mentir, la combinación de colores era exquisita, el azul índigo y el blanco siempre quedaban bien pero hoy no, hoy no era el día para experimentar con la paleta de colores, así que fui con camiseta ese frío e tormentoso día de otoño. Solo había una cosa que podía compensarme, que él me compartiera su paraguas conmigo, sí, él, la persona con la sonrisa mas bonita del centro, sabía que nos había tocado en la misma clase, y probablemente nos sentaríamos juntos ya que nuestros apellidos empiezan con la misma letra y el primer trimestres siempre sientan a los alumnos en orden alfabético. Yo tenía esa esperanza, tenía la esperanza de que me prestara el paraguas. Me dirigía hacia la puerta del edificio y no sabía hacia donde tenía que ir, no sabía cual era mi clase, solo sabía quienes serían mis compañeros y a decir verdad, no me satisfacía leer la lista de los nombres de las personas que tendría que soportar un curso entero, hasta que llegaba al nombre de Marcus George, Marcus, cuando leía su nombre se me ponía una sonrisa boba que me ocupaba media cara, pocas veces sonreía tanto como cuando pensaba en Marcus. Mientras buscaba con la mirada a alguien de mi misma clase para seguirla y así descubrir donde era mi clase, alguien me colocó su mano en mi hombro, me sobresalte al principio y me giré, era James.
- Tu también estás perdida a que sí
Era raro la verdad, nunca me había hablado con James, lo máximo que habría interaccionado con él, creo que fue en las colonias de octavo, cuando nos tocó en el mismo grupo, y tuvimos que ir en canoa juntos, los dos y cruzar un lago. Fue bonito mientras duró, supongo.
- Sip - asentí con la cabeza y miré hacia mis pies, me sentía incómoda.
- Que guay tus Converse - dijo mientras, igual que yo, observaba mis pies en silencio
- Gracias - analicé su ropa a ver si llevaba algo de alguna marca que conocía para devolverle el halago, no supe reconocer ninguna - Tus zapatos también son muy guays - Tampoco había quedado tan mal. Después de eso le miré a la cara intentando disimular que no estaba incómoda.
- Bueno, ya nos veremos -
-Si.
Después vino un chico alto y rubio que no había visto en mi vida
- Ey tío cuanto tiempo joder
- Joder, si que hace tiempo
Después de eso James y el otro chico se chocaron la mano y se fueron a saludar a otros alumnos que supongo que debían ser amigos suyos. No me suelo relacionar mucho, así que no me acostumbro a aprenderme los nombres de la gente que no conozco.
Estaba desconcertada, muchas mochilas, muchos colores y demasiadas voces desconocidas, después sucedió un milagro.
Christine! Por fin te encuentro - grité mientras alzaba y agitaba mi brazo para que me localizara. Christine tenia la misma cara de empanada de siempre. Se acercó hacia mi, la verdad es que parecía que yo estaba bastante más entusiasmada de verla a ella que ella de verme a mi. Bueno, era de esperar, nos habíamos visto el día anterior y dudo que hubiera tenido el mismo nivel de patetismo e incomodidad que yo en ese mismo día.Christine y yo habíamos sido amigas desde cuarto de primaria y este año no nos habían puesto en la misma clase.
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Feelings
Teen FictionEntre un mundo de incomprendidos y sentimientos, te intentas abrir paso intentando que la palabra soledad no te describa, al fin y al cabo todo el mundo tiene miedo, solo que algunos lo disimulan mejor. ¿Como lo disimulas tu?