Estaba tan acostumbrada a mi propia monotonía que no me incitaba pasear por el exterior, donde estabas tú, con disposición para cambiar mis tornas, donde no estaba yo, alejándome de lo conveniente pero al mismo tiempo inadecuado
CJ 2
Estaba tan acostumbrada a mi propia monotonía que no me incitaba pasear por el exterior, donde estabas tú, con disposición para cambiar mis tornas, donde no estaba yo, alejándome de lo conveniente pero al mismo tiempo inadecuado