La última noche

Hola a todos, espero que les guste mi historia. Ningún personaje me pertenece. Mientras buscaba fandom de esta genial historia me dije "vaya, no hay ninguna en español..." y pues ¡he aquí el resultado! Es una historia romántica entre Asirpa y Sugimoto (sí, si... que me caiga el FBI...) así que si les gusta la idea ¡bienvenidos y espero lo disfruten!

La última noche

Esa noche una pequeña capa de nieve había logrado bajar la temperatura del lugar. Al llegar a aquella fría región, el grupo de Sugimoto se había enterado que a pocos kilómetros se desataba una sangrienta guerrilla. Varios rebeldes de distintas regiones de Japón se habían concentrado con el fin de organizar un ataque contra las fuerzas militares del emperador. El gobierno había enviado con urgencia a uno de sus capitanes a mitigar el complot; pero a casi dos meses poco había podido lograr el Capitán Tsurumi contra tantos anarquistas.

Aquel pequeño y triste pueblo era paso obligado para poder llegar a su siguiente objetivo y aunque Kiroranke y Sugimoto buscaron otras alternativas no había otra opción, debían cruzarlo... pero en tal estado de ingobernabilidad eso era un suicidio.

El inmortal reunió a sus compañeros para poner las cartas sobre la mesa; quien quisiera desertar era libre de hacerlo, eran pocas las posibilidades de salir bien parados de aquel pueblo en guerra y nadie estaba obligado a hacerlo.

El silencio y el crepitar del fuego fueron la única respuesta.

-Bien, ¡entonces diviértanse esta noche, porque puede que sea la última de nuestras vidas!- aclamó un orgulloso Sugimoto.

Poco a poco fueron saliendo todos de la estancia.

¿Si fuera tu última noche antes de morir, qué deseas hacer?

Para Shiraichi la respuesta fue fácil, gracias a sus apuestas había obtenido el oro suficiente para pasar su última velada rodeada de bellas y animadas mujeres; Kiroranke lo acompañó poniendo un poco más de énfasis en las bebidas destiladas que iban y venían.

Ogata se retiró a la soledad del bosque; un bosque espeso y con árboles altos, en donde cada paso que daba dejaba una pisada sobre la nieve.

El francotirador se alejó lo suficiente para no tener que escuchar los ruidos del hotel ni del pueblo. Estando completamente solo, cerró los ojos y elevó la cabeza. Disfrutó del silencio y aquella anhelada paz mientras suaves copos caían sobre su rostro y por primera vez en mucho tiempo sonrió con sinceridad.

Sugimoto se retiró a su habitación, pero antes de que pudiera cerrar la puerta, la bota de una pequeña niña la detuvo.

-¡Espera, Sugimoto!, ¡¿qué es lo que deseas hacer en tu última noche?!-

El susodicho giró y vio la figura de la pequeña ainu, sus ojos azules le indicaban que fuera lo que fuera, su amiga estaba dispuesta a conseguirlo a cualquier precio.

-No será mi última noche, soy inmortal- contestó con toda la naturalidad del mundo.

-...lo sé. Pero todos van a hacer lo que más anhelan hoy, ¿qué es lo que tú quieres?-

Sus miradas se quedaron fijas sin respuesta del exsoldado; Sugimoto sabía que deseaba estar al lado de la mujer que amaba, pero con el paso de los meses aquella mujer parecía haber cambiado, siempre amó a Umeko, pero su corazón le decía que... ¡maldición!, ¡No empezaría a divagar otra vez!, así que contestó con una mentira a medias antes de que la verdad saliera en su lugar.

-Pues, em... deseo pasar la noche con una mujer hermosa- dijo volteando su ruborizado rostro a otra dirección.

Asirpa asintió, ella jamás podría obtener su último deseo antes de morir, así que ayudaría a su mejor amigo a conseguir el suyo ¡su misión era clara! ¡haría feliz a Sugimoto!.