Capitulo 11

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Desde que se marchó aquel día no he sabido nada más de él. Bueno no por mi persona pero si por mis alertas de Internet sobre Daniel Cavill. Cada día cuando cogía el portátil, el movil o incluso en el periódico algo nuevo sobre él se escribía en las revistas y a mi me dolía en el alma.

Nunca parecía estar afectado por nada y eso dolía aún más si podía.

Mi columna se volvió algo deplorable. Sentía que había perdido la inspiración para escribir y todo sobre lo que escribía era gris y aburrido.

Nadie entendía el cambio de mi columna excepto Grace, pero tampoco es que dijera mucho al respecto. Le había pedido tiempo para hablar del tema y lo había comprendido.

Mañana era Noche Buena y tenía que pasarla con mi hermana, su prometido y con mi madre. Siempre odiaba las reuniones familiares, sobre todo las de navidad y más si mi madre estaba en ellas. No la soportaba.

Mi día mejoraba por momentos saltaba a la vista. No solo no había conseguido escribir ni un puto borrador de la columna de esa semana sino que  tampoco tenía un tema sobre el que hablar que no fuera soporífero e infantil.

Tenía un dolor de cabeza horrible y se me había olvidado el dinero para el almuerzo así que tenía un hambre voraz y estaba de muy mal karma, por decirlo en plan fino porque en realidad lo que diría es que estoy de muy mala hostia.

– Spencer, he leído un par de columnas de estas ultimas dos semanas y creo que son un poco escuetas y execrables.

– ¿Cómo?–digo dándome la vuelta y asesinando con la mirada a la "come nabos".

– Tal vez haya utilizado un vocabulario demasiado complicado para ti. Es una basura ¿así mejor?

– Mira...  –dije levantándome de la silla echando humo por las orejas.

– No te lo tomes a mal es un consejo.

– ¡Pues puedes meterlo por el culo! –exclamo. -  si los quisiera te los pediría, así que métete tu opinión y tus consejos por donde te quepan. ¿Me has entendido tú a mi?

– ¿Como eres tan mal educada? Debería darte vergüenza.

– ¿Yo? ¿Y que hay de ti? Te crees la reina de la sofisticación y te dedicas a comerle la polla al jefe con tal de no perder tu puesto. Así que no me vengas con cuentos.

– Pero como te atreves a decir un injuria así.

– No es ninguna injuria, todo el mundo lo sabe. Debería darte vergüenza hacer algo así. Es un hombre casado querida Felicity Aston.

– ¿Qué pasa aquí?–interrumpió Patrick desde su despacho a viva voz. –Esto no es al patio de un instituto señoritas.

– Pues algunas se comportan como si estuvieran en uno.–atacó Felicity haciéndose la inocente como siempre.

– ¡Cállate zorra!

– ¡Spencer! No voy a consentir la falta de respeto entre mis trabajadores y mucho menos entre compañeras.

– Empezó ella diciendo que mi trabajo era una mierda. Y déjame decirte víbora que hice mucho mejor que tú tu trabajo.

– Eso es... –empezó a decir pero Patrick la cortó al acto.

– Felicity, vuelve a tu puesto quiero hablar a solas con Spencer en mi despacho. ¡Ahora!

Felicity sonríe de oreja a oreja y se retira de allí moviendo ese culo gordo que tiene de vuelta a su puesto y Patrick me obliga a entrar con él en su despacho. Me siento en la silla tal y como me pide y espero que me caiga la bronca del siglo. Pero no es así.

30 Días ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora