30 Días ©

Capitulo 12

– "Solo dame 30 días".

Aquella frase podía haber pertenecido a un sueño. Pero no lo era, por supuesto que no lo era.

Hacía poco más de unos meses que le conocía y ya había puesto mi vida patas arriba, sin que yo pudiera siquiera remediarlo.

Creo que aún no comprendía el significado de las palabras que habían salido de su boca hacía unas horas.

¿De verdad sería capaz de hacerlo?

Tan solo tengo veintidós años y una carrera por delante. ¿De verdad dejaría todo eso a un lado para irme con un hombre?, ¿Aunque ese hombre sea Daniel Cavill?

Son preguntas sin respuesta que pasan por mi cabeza una y otra vez, sobre todo tras esa propuesta. Sé que Daniel es un hombre que no me conviene pero... ¿qué puedo hacer cuando algo se me escapa de las manos?.

Había llovido a mares aquella noche de navidad mientras Daniel y yo hablábamos sentado el uno enfrente del otro en mi sofá. Desde luego aquellas horas que parecieron minutos me dieron la oportunidad de conocerle mejor, aunque solo fuera un poco más.

Yo le conocía en el plano sexual, del cual no me quejaba en absoluto y bueno... luego estaba esa otra parte que descubrí gracias a mi entrevista, pero sin embargo no conocía nada a Daniel después de esos meses viéndonos simplemente para tener sexo.

Fue algo diferente y me encantó vivir algo así con él.

No quería arrepentirme de mi decisión la noche anterior, pero yo realmente le quería y necesitaba saber si él me quería tanto como decía. Se me hacía raro verle hablando conmigo cosas tan normales como por ejemplo de su comida favorita o de como era cuando iba a la universidad.

Daniel era cuatro años mayor que yo y eso le daba cierta ventaja en muchos aspectos y yo cada vez que lo escuchaba me quedaba asombrada.

No podía aún comprender lo que le quería o lo que había llegado a quererle en tan solo este tiempo. Yo, Spencer Mills, la mujer de hielo, la que nunca expresa sentimientos hacia otra persona. La que nunca se había enamorado desde el instituto hasta que le conocí a él.

Había cambiado de eso podemos estar seguros.

– ¿Qué piensas? –dijo saliendo de la cocina con dos cafés en la mano.

– En nada.

– ¿Te arrepientes?

– No, jamás lo haría. –digo mirándole con cierto rubor en las mejillas. –Gracias por pasar la noche conmigo.

– Te dije que no me iría nunca más. –Daniel deja la taza de café sobre la mesa y se acerca hasta mi para besarme. –No te haré más daño, Spencer.

– Te creo.

– Gracias, de verdad. Gracias por darme esta oportunidad.

– Solo espero que esto salga bien por qué sino...

– No pienses en eso ahora. Piensa en que es la primera vez que dormimos juntos sin acostarnos antes. Eso es un gran paso después de lo que hemos tenido.

– Lo sé y también sé que tendría que irme a trabajar.

– Bueno de eso ya me he encargado yo.

– ¿Qué has hecho?

– He llamado a Patrick en persona y le he dicho que necesitaba a la mejor periodista de su periódico para hacer un nuevo reportaje sobre mi fundación.

– ¿Y que pasará cuando no esté dicho reportaje?

– Nadie ha dicho que no lo hubiera. –dijo con una sonrisa encantadora. –Vístete tenemos trabajo que hacer hoy.