Capítulo 15

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Clarke puso un mohín de asco, pensaba que echar droga en la bebida era típico de algún violador enfermo, no de una mujer de ese nivel que podría tener a cualquiera a sus pies. Lexa abrazó por la espalda a la rubia. Provocando que la otra frunció el entrecejo. Señaló a la rubia riendo irónica:

– ¿De verdad vas a preferir a está?– la miró de cabeza a los pies– que ni estilo tiene.

Raven y Octavia entraron en escena. Como si de unas guardas espaldas se tratasen, haciendo que se le bajara los humos a Chloe, la cual acabó por soltar una risita y alzó las manos en son de paz:

– Está bien– negó con la cabeza– allá vosotras– Miró a Clarke– que tengas suerte.

Y se hizo a un lado, largándose hasta la zona de la barra. Clarke estaba enfurecida, ¿de verdad Lexa se rodeaba con mujeres así? Al final, entre dando tumbos y arrastrando a la ojiverde consiguieron salir del club. Lexa se quejó, porque quería bailar. La rubia no aparcó lejos, aun así se las hicieron el camino eterno. Si Lexa no estaba brincando se quedaba parada mirando cualquier cosa bobalicona:

– Dichosa Chloe

Maldijo Clarke ya agotada y sudorosa cuando al final pudieron montarla en el coche. Raven se asomó por la ventana del piloto:

– ¿Seguro que vas a poder tu sola?

Clarke miró a Lexa, que estaba encendiendo la radio y poniendo la música a todo trapo. Para luego mirar aterrada a su amiga:

– Creo que podre, pero si no sobrevivo– dijo en tono de broma– quiero que sepas que eres una buena amiga Raven– ésta esbozó una sonrisa– pero solo cuando quieres.

Clarke le guiñó el ojo y encendió el motor. Raven la miró sorprendida:

– Dios mío, Clarke Griffin ha hecho una broma.

La rubia carcajeó mientras ponía el coche en marcha. A la vez que escuchaba a Lexa acompañar la canción without you de Mariah Carey, al llegar el estribillo se sorprendió los pulmones que tenía la ojiverde al gritar de esa forma. Clarke soltó una risita nerviosa:

– ¿Qué te parece si cambiamos a un tema menos triste?– comenzó a cambiar la radio– y si puede ser sin letra.

Susurró para sí misma. Sobresaltándose cuando Lexa reaccionó sobresaltada:

– Está, está– señaló la radio– deja esta

Clarke rompió a reír y le dejó el tema de Justin Timberlake. Lexa comenzó a mover el cuerpo mientras que coreaba el tema de música. De vez en cuando la rubia la miraba de reojo y se mordía el labio:

Nena sucia, ¿ves estas cadenas? Soy tu esclavo

Te dejaré darme latigazos si me porto mal,

Lexa se giró y se acercó a Clarke para susurrarle al oído la siguiente frase de la canción, a la vez que ponía su mano en la pierna:

Es solo que nadie me hace sentir de esa forma.

Clarke tragó saliva y rápidamente apartó la mano de Lexa, ya que estaba demasiado cerca de una zona demasiado sensible e íntima:

– Lexa estoy conduciendo

– Pues para el coche

Le susurró con aquella voz erótica y sensual que tan loca le solía volver:

– Será mejor que controles esos calores de depredadora drogada.

Lexa se quedó mirando la cabeza de Clarke:

– Tus ojos son dos auténticos luceros, y tus cabellos dorados rayos del gran astro que nos honra con su presencia desde por la mañana hasta caer la noche.

Átame  (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora