El día siguiente todo cambia, y hasta logro sentirme mejor. No veo a Crhistian, y ni pregunto por él. Tal vez siquiera no pasó. Está mañana cuando logro despertarme de un sueño profundo, le pregunto a Melissa. Pero solo respondio con ''LO QUE PASO EN LA FIESTA, SE QUEDA EN LA FIESTA JAJA''.
Veo a Sebastián a la hora del almuerzo, al parecer, estaba flirteando con una animadora. Ella se agarraba un mechón de cabello e inclinaba su cabeza mascando un chicle de apariencia pegajosa, y lo sé, porque lo masca con la boca abierta como un pez diciendo ma.
--Qué asco—Comento. Pero, en realidad, no lo pienso. Me alegra que Sebastián lo haya superado tan rápido, en realidad, me había preocupado por ese instante de ayer en el que estaba, o parecía, a punto de vomitar. Pero, míralo, ahora está radiante con su sonrisa de arrogancia común y su mano, ahora en el culo de su nueva conquista.
En realidad, creo que sí tengo ganas de vomitar.
--Lo sé, amiga---Dice Melissa, con lastima. Ella también masca un chicle. Le había dicho que Sebastián me había terminado, porque sabía que si le decía que en realidad fui yo, iba a empezar a escupir una tras otra pregunta y, sinceramente no estaba en ánimos para una entrevista.---Creí que te dejaría por alguien con apariencia de modelo de Victoria secret's pero ya veo que no tiene muy buen gusto— Es una pulla y lo sé de inmediato, en el fondo, siempre supe que Melissa estaba enamorada de Sebastián. Por ese motivo era mi mejor amiga. Luego te explicaré. Ay, bueno, te lo explicare ahora.
Melissa era la zorra del instituto antes de yo haber venido aquí. Se acostaba con profesores, capitanes de futbol, e incluso, me contó un día, se lo mamó al director a cambio de que no llamara a su abuela Abel, tutora legal de Melissa desde que sus padres murieron.
Cuando llegue aquí, realmente se me pego como una lapa, o como un virus verdaderamente malo. En fin, en conclusión, decidí sucumbir a sus encantos y un día, recuerdo que había una fiesta en la casa de Abigail, Melissa me pidió quedarse en mi casa, dijo que estaba tan borracha, que apostaba que, antes de llegar a su casa se desviaría completamente del camino y terminaría en la cama de su ex.
La lleve a mi casa, le di un baño. Yo realmente creí que podría tener una amiga por fin. Después de tanto tiempo, alguien a quien contarle tu primer beso, alguien a quien llamar en ese momento de depresión a las 2 de la madrugada, alguien que estaría gustoso de prestar su hombro para llorar, alguien a quien hablarle y quejarse de lo injusto que es ser mujer. Alguien que te entienda.
Yo ya estaba acostumbrada a equivocarme. Pero eso no quiere decir que no me duela cada vez que pasaba.
Y cuando pensaba que esta vez estaba más lejos de equivocarme, pasa.
Estábamos en la cima de nuestra amistad, nuestro lazo se sentía más fuerte que nunca, me sentía más fuerte que nunca.
Pero como cualquier montaña rusa, hay un momento donde tienes una bajada aterradora.
ESTA era mi bajada aterradora.
Yo. Casa. Baño. Melissa. Papá.
Nunca se enteraron que los había visto. Como cualquier día normal, Melissa se queda a dormir en mi casa, estábamos viendo un Reality show en Home. Melissa tenía una mancha en su camisa gracias a los Doritos con la salsa que había hecho papá. Una vez que le había dicho que Melissa dormirá en casa no había salido de la cocina, lo que me ha sorprendido un poco, para ser sincera. Mi papá trabaja, eso es lo que hace. No cocina. Pero me pareció bien.
¿En dónde estábamos?
Melissa se fue al baño a restregarse la camisa con un poco de agua. Yo me quedé viendo como Leo se conocía finalmente con una de las chicas más guapas y como montaban a caballo desnudos, lo que me parecía una locura.
Estaba ya terminando el episodio y Melissa todavía no llegaba y, bueno, ya casi no quedaban palomitas. Seguro se pondría toda molesta cuando llegara y se enterara de que me había comido todo, así que subí al baño a ver por que se estaba tardando tanto.
La puerta estaba cerrada con llave, lo que me extraño un poco. Melissa y yo no teníamos secretos, la he visto desnuda, haciendo pis y he visto la sangre de su periodo, no es que me sienta orgullosa de eso ni nada, solo que no entendí en ese momento porque le había puesto la llave a la puerta. En ese puñetero momento no entendí.
Hubo algo en mí que me hizo moverme hacia la cocina y buscar las llaves. Agradezco a Dios ese algo. Voy a la cocina, busco las llaves del baño de arriba, y me dirijo al baño de arriba.
Y bueno, te dije que yo me equivocaba muchas veces, ¿no?
En ese momento, desee con todo de mí, con toda mi alma, no volverme a equivocar más.
Cuando los vi. Bueno, te podrás imaginar cuanto apesta. A nadie le gustaría ver a su mejor amiga teniendo sexo con su padre a quien creía altamente disfuncional por alguna razón.
Bueno, lo cierto es que no lo sé. Tal vez te pueda gustar. Es más, tal vez tu mejor amiga y tu papá tengan una abierta relación y a ti no te importe en lo más mínimo. No lo sé. Pero lo que sí sé es que a mí no me moló nada.
Y cuando los vi. La verdad es que realmente no los vi. Yo no podía dejar de mirar la mancha roja de la camisa de Melissa que estaba en el suelo. Era algo realmente extraordinario, yo estaba descubriendo que mi papá realmente no es altamente disfuncional y que realmente tiene relaciones con mi mejor amiga y que realmente mi papá a quien creía altamente disfuncional estaba teniendo relaciones con mi mejor amiga en ese momento, y la única maldita cosa que podía pensar era como hará Melissa para quitarle esa mancha roja a su camiseta favorita, porque ciertamente se veía como una de esas manchas que lo arruinan todo.
Cerré la puerta lo más silenciosamente que pude, rogando a todos los Dioses que no me oyeran. Por suerte, no lo hicieron.
A partir de ahí, nuestra amistad, bueno, como te podrás imaginar, nunca fue igual.
Melissa nunca volvió a mi casa, y siempre que salía el tema, le ponía una excusa realmente estúpida que estoy segura nunca se creyó. Estoy segura que muy en el fondo siempre supo que la había descubierto.
Pero, que no la haya invitado a mi casa no quiere decir que ella no haiga ido por su cuenta. Claro, nunca la he descubierto. Pero un día, vi en la lavadora una de sus sudaderas de deporte que usa para correr.
Y yo vivía de sus secretos.
Jamás le había contado mis secretos a Melissa desde el día que la atrape en pleno morreo con mi papá. Que fue hace 2 años, vaya mierda. Pero, eso ella no lo noto. Lo único que hacía era hablar de ella y de ella y un poco más de ella. Y eso no me venía mal.
Verás, no quiero presumir ni nada, pero aquí en el instituto conozco a mucha gente. Y mucha gente me conoce a mí. Tengo una... cierta reputación. Lo que me ha venido bien para difundir los secretos de Melissa sin que ella pueda saber que fui yo. Cosas pequeñas que se convierten en grandes hazañas, ¿no?
No voy a negar que, si, a veces me siento culpable. Que ella me haya hecho algo horrible no quiere decir que le tenga que hacer cosas horribles. Pero luego recuerdo. Yo, creyendo que estábamos en la cima de la amistad, para luego caer estrepitosamente. Y luego pienso.
Quiero eso para ella también.
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Lo más difícil de amar.
Genç KurguHay muchas etapas en la vida. Hay muchas opciones en la vida. De cómo vivirla. De cómo no vivirla Puedes pasar, lo que debería ser tu mejor momento en la vida, acostada en tu cama pensando en lo que quisieras hacer. O puedes simplemente hacer esas c...